Transcripción de un aparte del libro de EDUARDO PUNSET, “Por qué SOMOS como SOMOS”.
“… Lo terrorífico, lo desconocido, lo destructivo genera una extraña atracción en los
humanos. Existen quienes persiguen a los
tornados y se acercan lo más posible “al ojo del huracán”. Esto, que es algo
atávico, ha dado lugar a numerosas disquisiciones filosóficas, y hoy filosofía
y ciencia, parecen volver a acercar. La nueva disciplina de la biónica trata de
descubrir las innovaciones de la naturaleza: lo difícil que es imitar una
pluma, una tela de araña, la propia mano del hombre…Frente a estas maravillas
de la naturaleza existen dos posturas, la de quienes defienden las ventajas de
imitarla y la de los que piensan que el hombre debe seguir su propio camino. A
día de hoy no ha sido posible sintetizar el material del que están hechas las
telas de araña. Tampoco el “cemento” (mezcla de saliva y barro) que utilizan
las termitas, y que es mas resistente que cualquiera de los que soportan
nuestros rascacielos. Para algunos, merece la pena investigar e imitar, “copiar
para no repetir un proceso natural tan largo”, otros en cambio piensan que esos
conocimientos están ya en nosotros por genética, selección natural y
experiencia; es decir, que el hombre y la naturaleza deben seguir cada uno su
camino…
Uno de los puntos de encuentro de esa discusión pudiera ser el tema de la energía. Cada día
recibimos noticias sobre energías renovables, sobre cambios revolucionarios. De
pronto toda la energía va ser eólica o solar, mas tarde pasamos a la biomasa,
pero seguimos enganchados al petróleo. Algo realmente descorazonador es el
asunto de la fusión nuclear: siempre faltan 20 años para que sea una realidad.
Lo sensato parece ser que nuevos materiales aumentaran la eficacia de todas
estas alternativas, como está ocurriendo con la energía solar. Y esto, no para
asumir a las ya existentes, sino para que sea posible consumir menos petróleo
y, en todo caso, hacerlo de una manera mas limpia.
Solo en China existen más de 30.000 especies de plantas - Y en Colombia se habla de 6.000 -. Estamos hablando de otra de las grandes
maravillas del planeta: LAS PLANTAS MEDICINALES, algo más antiguo que el
hombre.
Una de las razones por las que merece la pena conservar la diversidad, por lo que cada vez
que se quema un área de la Amazonía (y han ardido zonas con extensiones
comparables a Bélgica) debemos ser conscientes de que hemos perdido miles de
plantas cuyos principios activos no conoceremos nunca. Y eso es algo
irreparable.
¿Quién se preocupa de que esto no suceda? ¿Lo hacen las grandes empresas farmacéuticas?
Jorge Wagensberg ha investigado en la amazonia y ha constatado que “algunas tribus llevan unos
7.000 años investigando con plantas empleando el método de ensayo-error. Los
indios de la amazonia son grandes investigadores, van por la selva y cuando ven
una planta que no conocen – lo que ocurre a menudo porque la diversidad es muy grande
– la mordisquean y empiezan a investigar para que puede servir. Recuerdo que
tenían analgésicos, incluso plantas que nosotros llamaríamos drogas. Algunas
muy divertidas, como, por ejemplo, para dormir, el equivalente a una pastilla
para dormir, soñar, incluso para tener dulces sueños. Y también para
despertarse, para facilitar el dialogo y contarse los sueños”.
Habituados a los antibióticos, a los específicos industriales contra nuestros males, es difícil
recuperar esa confianza en lo natural, pero no deberíamos olvidar esa línea de
investigación. No deberían olvidarla nuestros sintetizadores de milagros.”
Ah, es importante pensar en bioregión pacifico, allí está el Baudó…y ni mencionar el Amazonas… ¿Qué se les ocurre? Lo del maestro Punset, no es de locos…es mas.
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