Pero, por facilismo o dogmatismo, constantemente tratan de eliminar uno de los contados esquemas que están dando resultados en el mercado laboral.
Hace un tiempo, cuando retornó la iniciativa privada al agro, luego del desastre de la reforma agraria de Velasco, que la mantuvo al margen durante casi 30 años, los empresarios se encontraron con un sector donde campeaba la informalidad y en el cual los trabajadores, en la práctica, estaban totalmente desamparados.
Por otro lado, el dinamismo y la estacionalidad del mercado del agro de exportación requería de un tratamiento laboral que diera seguridad y un salario adecuado al trabajador del campo, pero con flexibilidad para el empleador, sin caer en los sobrecostos laborales de la legislación general que han causado que solo uno de cada tres trabajadores peruanos cuente con un empleo adecuado.
Así tenemos que el régimen laboral de la agroexportación ha permitido crear 400 mil puestos de trabajo donde antes solo reinaba la informalidad y es una de las pocas historias de éxito en la generación de empleo formal en un mercado como el peruano, que está totalmente distorsionado.
Sin embargo, el partido de gobierno y sus aliados en los sindicatos quieren eliminarlo a través de un proyecto de ley y dejar a la gran mayoría de esos trabajadores desempleados, ya que serían muy pocas las empresas que podrían soportar una mayor carga laboral. Simplemente los empujarán a la informalidad.
¿Por qué quieren destruir algo que está funcionando? Para evitar que otros exijan el mismo tratamiento y así proteger la absurda legislación laboral que ha creado un país de subempleados. En realidad, sería un verdadero desastre que ese proyecto sea aprobado.
FUENTE: peru21.pe
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