NO A LA CONSULTA, SI AL CONSENTIMIENTO

NO A LA CONSULTA, SI AL CONSENTIMIENTO.

El principio de la aplicación de su propia visión y concepción de desarrollo es la que se basa la declaración universal de los derechos de los pueblos indígenas, por lo que el famoso derecho de consulta es solamente apropiado a quienes se puedan declarar iguales en razón de ser pueblos iguales, pero las comunidades campesinas que también son originarios, como lo son los pueblos de la amazonia, son diferentes a los pueblos que ahora ostentan el poder; pues la diferencia se ve en que nosotros los pueblos originarios de la Zona Andina como de la Amazonia, no nos sentimos representados ni en el actual congreso ni en el que se juramentará el próximo julio del 2011 en un nuevo período gubernamental; pues ésta representación ha surgido de un sistema de gobierno y sociedad con lo cual los pueblos originarios no son compatibles con su historia y su forma de organización, aun en el desarrollo histórico de los mismos. No ostentamos la misma filosofía con que se mira el mundo, por lo que la organización de nuestros pueblos obedece a una filosofía que se ha desarrollado en nuestro territorio a través de siglos de contemplación y convivencia con la naturaleza, sin mellarla, sin degradarla, sin desaparecerla; por lo tanto no compartimos los mismos objetivos ni las mismas esperanzas, salvo la de que se nos respete nuestra formas de vida, nuestra cultura, nuestras culturas y cese la colonización mental que hacen lo propio en nuestros territorios los soldados de una filosofía que ha hecho surgir el caos y la miseria en el mundo. Pues es derecho inalienable la libre determinación y por lo tanto aquí no cabe la consulta, si no el consentimiento, ya que la consulta solo cabe si fuéramos iguales a los pueblos que vinieron a recibir hospitalidad por parte nuestra, pero sus hijos y los hijos de sus hijos se han apropiado de nuestros territorios merced según ellos a mejorar nuestra condición de pobreza y miseria.

En los últimos acontecimientos que se han sucedido en la ciudad de Puno con nuestros hermanos de la nación aimara, y digo nación aimara, pues son diferentes al resto de integrantes de cualquier colectivo nacional en ésta demarcación territorial denominado Perú, pero que solo se reconoce como distintivo a quienes proceden de fuera de éste territorio, esto refiriéndome a sus ancestros, en lo que refiere a la nación aimara, lo son; pues tienen un idioma que los distingue de los demás, tienen una cosmovisión que es distinta la de los demás pueblos, aparte que tienen una espiritualidad que ha resistido todas las invasiones etnocidas de diferentes sectas religiosas, como los testigos de Jehová, adventistas de diferentes pelajes, que han llegado inclusive con grandes equipajes para el asistencialismo mas descarado, con la finalidad de cometer su etnocidio cultural, pero no lo han logrado como si lo han logrado en los pueblos andinos del norte, donde han logrado cometer sus fechorías etnocidas culturales.

Entonces el pueblo y nación aimara es diferente, por lo que es necesario que se respete con respecto a su sentimiento anti minero, pues en realidad no ha favorecido en nada a la solución de sus problemas más graves, que incluso el estado tiene que recurrir a sus arcas para solucionar el problema del friaje que se presenta en los meses de Julio y Agosto y las grandes empresas mineras no dan ni agua caliente a las comunidades del pueblo aimara, entonces cual es la ganancia para el pueblo aimara, por lo que ellos deben decidir que hacer con su territorio, que otros pueblos no lo podamos hacer, pues los cinco siglos de etnocidio cultural en la que ha calado occidente con sus vicios y filosofía, que nos ha vuelto los parias del mundo que no se dan cuenta de nada a si lo violen muchas veces, el indio del norte por ejemplo no dirá nada, solo dirá que el gringo lo siga violando. El indio San Román y el indio Acuña son un ejemplo de ello.

Túpac Isaac II
Juan Esteban Yupanqui Villalobos
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