Latinoamérica es una de las escasas regiones en el mundo en las que puede crecer la producción agrícola, ya que aglutina el 42% del potencial de la expansión de tierras de cultivo, según el director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Víctor M. Villalobos.
En una entrevista a Efe con motivo del 70 aniversario del IICA, Villalobos subrayó que Latinoamérica es una región exportadora neta de alimentos y tiene un papel “importante” de cara a aumentar la producción agrícola para garantizar la seguridad alimentaria mundial en el futuro.
En este sentido, detalló que pese al “lamentable abandono que la agricultura y el campo vivieron varias décadas atrás”, el sector puede retomar “un puesto de vanguardia” ante “la necesidad de responder a desafíos económicos, alimentarios y ambientales”.
Mejorar la productividad del sector agropecuario supone “un problema” para la región, porque en los últimos 50 años “hubo un gran éxito en el aumento de rendimientos” , pero con “una gran dependencia de derivados del petróleo”.
En los últimos tiempos, el crecimiento se ha focalizado en pocos cultivos, fundamentalmente la soja y el maíz en el sur, ligados a cambios en los métodos de producción como la siembra directa, señaló.
Sin embargo, considera que “para mejorar los rendimientos debe haber inversión en ciencia, tecnología e innovación”, y en Latinoamérica, “salvo excepciones como Brasil y Uruguay, se está invirtiendo poco en tecnología”.
“Toda América Latina invierte menos en ciencia y en tecnología de lo que invierten individualmente España o Corea” , por lo que “hay que revertir esta tendencia” para producir más con mayores restricciones de tierra y de agua en el futuro, añadió el responsable.
Otra de las líneas por la que apuesta el IICA es la inversión en “mitigación y adaptación de la agricultura a los efectos del cambio climático”, porque “no podemos esperar a ver caer los rendimientos por efecto del calentamiento global”.
No obstante, opinó que conciliar los “intereses rentistas” de los productores y los compromisos ambientales “es difícil” , como se ve, por ejemplo, con la expansión de la soja por sus altos precios y la demanda creciente en China.
Actualmente, en la región en la que actúa el Instituto, con más de 34 estados miembros, la agricultura tiene un peso variable, con un promedio de en torno al 10% del Producto Interior Bruto (PIB), aunque si se incluye la industria, los “agronegocios” representan más del tercio del PIB de algunos países como Brasil.
A su juicio, el “buen desempeño” de las economías de Brasil, Argentina y Uruguay “descansa en el comportamiento de su producción y exportaciones agroalimentarias” y la agricultura es el modo de vida principal de la gran población rural de la región.
Por ello, uno de los retos a los que se enfrenta la agricultura en la zona es hacer que sus beneficios ayuden a reducir la pobreza rural, “que es muy alta en la región”.
Según recuerda Villalobos, el mundo rural de estas zonas aglutinaba el 52% de la pobreza total a finales de 2010 y donde más se ha reducido ha sido en los países afectados por el “boom agrícola” con productos vinculados a mercados externos, como Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Panamá y República Dominicana.
Y destacó que un sector específico de la población, la mujer rural, está experimentando avances en algunos países y por ejemplo en Chile, Costa Rica y Uruguay han incluido en sus políticas un sistema para amparar a la mujer y valorar su “trabajo no remunerado”.
FUENTE: MAGA GUATEMALA
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