Hace poco tiempo asistí al curso “Gestión energética en entornos industriales” organizado por el Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón y me pareció muy interesante la conclusión que recalcó el ponente Eduardo Ruiz Fuertes: “La clave de la eficiencia energética en una planta industrial (podemos extrapolar a cualquier organización, en nuestro caso por ejemplo Comunidades de regantes) está en gestionar la energía, la aplicación de tecnologías eficientes es un instrumento de mejora de la eficiencia pero no el único ni siquiera a veces el más rentable. Sin duda alguna más eficaz de todas las medidas es tener procesos eficientes.”
Interesante opinión cuando podemos encontrarnos ante el reto de mejorar y optimizar la gestión energética de un negocio y buscando la mejor tecnología para aplicarla a su explotación. Sin embargo resulta que la mejor solución la tenemos en nuestras manos y no es necesario ni invertir para conseguir mejorar los resultados: analizar como estamos funcionando y comprobar si tenemos margen de mejora. Siempre vamos a encontrar la misma respuesta: algo podemos mejorar.
Sólo después de mejorar los procesos debemos pasar a la siguiente etapa de mejora de la gestión energética: la aplicación de medidas de mejora y eficiencia energética.
Desde luego que llegar a este punto no es algo que se consiga fácilmente. Necesitamos una estructura organizativa que se responsabilice de las medidas y verificaciones. Es imprescindible contar con un responsable de la gestión energética y, en función de la dimensión del negocio, de un equipo de apoyo. En mi opinión, en el caso de organizaciones con procesos complejos, el responsable debe pertenecer a la organización de manera que sea capaz de conocer en profundidad los procesos y puede ser la mejor opción para la gestión energética si bien la formación y experiencia son imprescindibles y si es necesario se debería recurrir a expertos externos.
La organización energética incluye también la definición de objetivos y su seguimiento. Algo tan evidente en cualquier organización no siempre se lleva a cabo y resulta ser una gran oportunidad de mejora. Recomiendo no incorporar una larga lista de objetivos, más vale que tengamos pocos objetivos, importantes y medibles objetivamente para así poder realizar un seguimiento sistemático y documentado.
Es preferible que los objetivos sean relativos a la unidad de producción. En el caso (por ejemplo de Comunidades de regantes) donde no es posible medir la producción, se puede referenciar el objetivo al volumen de agua bombeada: € gasto energético/m3 volumen agua bombeado.
De esta manera independiente del consumo total de agua anual (en función de la climatología, cultivos implantados) podemos analizar en el tiempo, durante varios años, la gestión de la energía.
Éste es un simple pero clarísimo ejemplo de objetivo medible y planificable de antemano. Con sólo dos valores, por un lado el consumo energético que proviene de la factura de la compañía suministradora y por otro el consumo de agua que será contabilizado por medio del telecontrol de la red de riego.
No podemos mejorar si no sabemos lo que tenemos, si no lo medimos. Y para llevarlo a cabo tiene que haber alguien encargado, responsable e implicado. Alguien que se crea la necesidad de mejorar y que hay posibilidad de mejorar. Evidentemente hay muchas más oportunidades para mejorar la eficiencia energética de nuestra industria o Comunidad de regantes que podemos compartir y discutir tanto en éste como en otros post.
Por cierto: Feliz año 2.013 para todos !!!
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