A criterio del doctor Carlos Arturo Cerna, el problema de rezago social en Honduras se encuentra en que nunca hemos trabajado en una planificación para lograr el desarrollo sostenible y sustentable, mucho menos se ha pensado en una política de soberanía alimentaria.
Cerna, quien estudió y trabajó en Venezuela por muchos años en rubros de producción agropecuaria, dijo que el primero de los grandes errores históricos que atentó contra un buen ordenamiento de nuestro territorio, fue el traslado de nuestra capital a Tegucigalpa, otro fue permitir la urbanización masiva y el asentamiento del mayor complejo en industrialización del valle de Sula, donde están las mejores tierras del país”.
“Hemos fracasado en el sector agrícola, a pesar del gran crecimiento demográfico que hemos experimentado en los últimos 50 años, durante los cuales nuestra población creció de un millón y medio a los ocho millones de personas, no nos hemos preocupado ni ocupado en desarrollar un sector agrícola capaz de alimentar a nuestra creciente población y menos diseñar y desarrollar una verdadera política de soberanía alimentaria”, agregó.
“Por el contrario, estamos viviendo un proceso acelerado de convulsión e inestabilidad social y política al permitir la concentración de grandes cantidades, de las pocas tierras buenas, en pocos propietarios nacionales y extranjeros para la producción de biocombustibles y vegetales exóticos con el fin de exportarlos y beneficiar a pocos inversionistas en detrimento de las grandes masas campesinas y de la alimentación del pueblo hondureño”.
“Adicionalmente, el saqueo y destrucción de nuestros bosques continúa impunemente, destruyendo nuestras fuentes de agua, por ambas razones nuestros campesinos se ven obligados a sembrar en tierras infértiles, al fracaso, a la pobreza, a abandonar el país, a engrosar los cordones de miseria de las ciudades, a delinquir para poder sobrevivir y a invadir reservas ecológicas, acelerando el proceso de desertización que hemos venido experimentando en los últimos 50 años”.
“En cambio, el consumidor está condenado a la carestía de la canasta básica, inevitablemente nos estamos conduciendo a la convulsión social y la ingobernabilidad. Es una necesidad impostergable diseñar, y poner en marcha una política integral de retorno al campo para garantizar el bien común, la paz, y la ingobernabilidad”.
“Nuestro sector agropecuario está caracterizado por la poca o negativa influencia del gobierno, burocracia incompetente, centralismo, corrupción, paternalismo, en cambio, el sector privado se identifica por ser ineficiente, desorganizado y por las largas cadenas especulativas que abastecen de insumos a los productores y las que comercian con los productos agrícolas, encareciendo los costos de producción y los precios al consumidor”.
“Por esto, yo insisto, si queremos revertir la crisis actual es imperativo trabajar en la reorganización para impulsar el desarrollo sostenible y sustentable de la nación”, anotó.
FUENTE: La Tribuna
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