FAO: Los efectos de la Depresión Tropical sobre la Agricultura en Centroamérica

Las consecuencias provocadas por las intensas lluvias que han azotado Centroamérica en el mes de Octubre han sido catastróficas tanto en pérdidas humanas como económicas. Según un informe elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la ‘Depresión tropical 12-E’ ha ocasionado daños materiales que podrían alcanzar los dos mil millones de dólares y  ha dejado 123 víctimas mortales y un millón y medio de desplazados y damnificados.

Entre los países más afectados están El Salvador, Nicaragua, Guatemala y Honduras. En El Salvador se vieron afectadas 500.000 personas y las pérdidas ascienden a  850 millones de dólares. Guatemala estima sus pérdidas en torno a los 350 millones de dólares y en 500.000 el número de habitantes damnificados. En Nicaragua hay 140.000 afectados y el país tendrá que hacer frente a más de 550 millones de dólares en pérdidas. Por último, en Honduras las pérdidas alcanzan los 220 millones y el número de afectados se estima en 70.000.

El impacto de las lluvias devastadoras e incesantes ha sido dramático para el sector agropecuario y, por consiguiente, para la seguridad alimentaria y nutricional de la población de los países más afectados. El café, el maíz, el banano, el arroz, entre otros, no sólo son cultivos prioritarios para la economía de la región, sino que de su recuperación depende en gran medida la subsistencia de la población.

La comunidad internacional se ha volcado con las poblaciones afectadas por la tragedia en Centroamérica, no sólo para ayudarles a reconstruir las áreas devastadas, sino también para que desarrollen planes de prevención y de gestión de situaciones de emergencia que puedan reducir su vulnerabilidad ante desastres naturales.

Un mes después de la tragedia, y fuera de los focos de los medios de comunicación, queda mucho trabajo por hacer: ayudar a la población afectada y recuperar la tierra y el ganado. Una vez conseguido este objetivo aún habrá que seguir trabajando para mejorar la capacidad de respuesta nacional y regional ante este tipo de situaciones.

FUENTE: FAO