España: O Salnés pierde superficie hortícola

Muchos invernaderos y tierras de cultivo se desmantelaron en favor del viñedo

La huerta de O Salnés recibió en los años noventa un impulso crucial para convertirse en un recurso económico de primer orden en la comarca. Entonces se fraguaron las dos cooperativas agrarias actuales, Horsal y Hortumia y se puso en marcha, a finales de la década, la primera lonja de productos hortícolas de Galicia: Hortalisa.

La apuesta por este sector desde el ámbito público y privado y la bonanza económica de aquellos años convirtió a la horticultura en un buen negocio. Los invernaderos empezaron a poblar las leiras de O Salnés, y algunos empezaron a pensar que la comarca podría convertirse en una pequeña Almería, donde un mar de plástico cubre miles de hectáreas dedicadas a la actividad agraria.

El caso de Horsal

El sector está hoy por hoy consolidado pero, en algunos aspectos, las expectativas se han visto truncadas. En el año 2001, la entonces Oficina de Extensión Agraria de Vilagarcía cifraba en 600 el número de invernaderos en la comarca, una cantidad que ha ido a menos. En el caso del cultivo al aire libre también ha habido una disminución importante. Valgan como exponente de este fenómeno los datos que facilitan desde Horsal. De los 170.775 metros cuadrados que se cultivaban en el año 2000 en invernadero pasó a 147.000; y los 369.652 metros cuadrados al aire libre que se cultivaban hace una década se han quedado en 115.000 metros. En Hortumia y las empresas distribuidoras consultadas también constatan este descenso y los motivos que explican esta situación son múltiples. «Hay causas estructurales relacionadas coa distribución da propiedade, causas sociolóxicas y comerciais», según apunta el ingeniero técnico agrícola y socio fundador de Hortalisa, Ramón Martínez Mouriño.

Sin relevo generacional

En este contexto se inscribe e problema que supuso la falta de relevo generacional. Hace diez años muy pocos jóvenes de O Salnés se planteaban hacer de la huerta su modo de vida. El mercado laboral daba otras oportunidades que permitían ganar más dinero con menos esfuerzo. Quien está mínimamente familiarizado con el campo sabe lo duro que es cultivar la tierra; las lechugas no saben de festivos y es una actividad que está muy condicionada a factores externos: clima, mercado... Así que en cuanto los padres se jubilaron, muchas tierras quedaron a campo, sin explotar, y muchos invernaderos fueron abandonados.

Que la huerta es poco rentable no es un descubrimiento nuevo. Muchos empezaron a verle las orejas al lobo y optaron por cambiarse al viñedo, que da unos resultados económicos bastante mejores. Así fue como las cepas de albariño ocuparon el puesto de patatas y cebollas en muchas tierras, lo cual contribuyó, también, a frenar el desarrollo de la huerta de O Salnés.

Iniciativas frustradas

Desde la Administración se han hecho algunos intentos por potenciar este sector. Pero siempre resultan insuficientes. Hay abiertas líneas de ayudas para los agricultores pero estos se quejan de que, o no las conocen o de se exige una burocracia que se puede convertirse en un muro infranqueable. Y, entre tanto, el proyecto de la Xunta para instaurar una marca de garantía para los productos de la huerta gallega no acaba de cuajar después de seis años.

Es la cooperativa más grande y está situada en Vilariño (Cambados). Cuenta actualmente con 153 socios y 147.000 metros cuadrados de superficie a cubierto, distribuidos en 113 invernaderos, y 115.000, al aire libre.

Funciona también en régimen de cooperativa y está en Vilariño. Cuenta con 38 socios y suma 129.000 metros cuadrados de superficie cultivada al aire libre y 57.000, en invernadero.

Situada en el polígono do Salnés (Ribadumia), en sus inicios fue concebida como lonja agraria y ahora es una distribuidora que funciona con 40 productores y abarca 200.000 metros cuadrados cultivados: 140.000 al aire libre y 60.000 en invernadero.

FUENTE: lavozdegalicia.es