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España: Los agricultores cifran ya las pérdidas en casi cien millones

La ausencia de lluvias y las heladas registradas a principios de año afectan de manera severa a los cultivos y a las explotaciones ganaderas, obligadas a afrontar sobrecostes para salvar la producción


Las bajas temperaturas registradas a comienzos de año con mínimas que han llegado a los -7,9 grados en zonas de la Campiña o la Vega, sumadas a una sequía persistente, han provocado estragos en el sector agrícola y ganadero, con pérdidas de hasta 99,75 millones de euros en el campo sevillano, según las estimaciones de Asaja. Los agricultores se tienen que remontar a 2005 para recordar unas condiciones meteorológicas similares, que tildan de "drásticas" y que están marcadas por la falta de humedad y las continuas heladas. 

La ausencia de lluvias está afectando de manera severa a los cultivos de secano y al cereal, así como a las ganaderías, que dependen en gran medida de los pastos para sobrevivir. Mientras que la combinación de vientos y las heladas ha castigado más a los cítricos, con importantes pérdidas en el caso de las naranjas tardías, que son las últimas en recolectarse y que han tenido que desecharse por los efectos del frío en los frutos, otros cultivos, como las habas, la remolacha o las alcachofas, así como árboles frutales como el melocotón, también están afectados por las heladas. 

Los daños no sólo se registran en la cosecha de este año, ya que se teme que los efectos negativos se prolonguen hasta el próximo año. El frío y el viento han quemado gran parte de los brotes nuevos impidiendo con ello la floración de los árboles, que ya debería haber comenzado en el caso del azahar, por ejemplo. Se estima que este efecto de las heladas mermará en torno a un 50% las producciones de la próxima campaña. "Gran parte de los árboles se han quemado por las bajas temperaturas y el viento, a lo que hay que sumar las pérdidas de los dos años anteriores por las riadas. Las inundaciones de 2010 y 2011 castigaron la producción dos cosechas consecutivas, de modo que las pérdidas se van acumulando", lamenta Antonio Sarmiento, agricultor en Villaverde del Río y miembro de Asaja. 

En otro punto de la provincia, en el Bajo Guadalquivir, los cultivos más afectados son los de secano. "Los que contamos con regadío podemos paliar la sequía ya que los pantanos aún están llenos, aunque ello suponga un sobrecoste, pero los cultivos de secano, que no tienen acceso al agua, han perdido el año", advierte Juan Sánchez, agricultor en el término municipal de Lebrija y miembro de UPA-Sevilla. 

En el caso de la ganadería, Asaja calcula unas pérdidas de casi 22 millones provocadas por el incremento de costes derivado de la ausencia de pastos. En Carmona, por ejemplo, Juan Antonio Marchena explica que lo habitual en esta época del año es que el ganado -ovino en su caso- se alimente en gran medida de los pastos. La falta de lluvias y el frío han impedido que crezca la hierba, de modo que los ganaderos tienen que afrontar un elevado sobrecoste en subproductos -paja por ejemplo- y piensos. Los sacrificios que requiere una explotación ganadera y las penurias, que a veces afrontan, están condenado a estas empresas, muchas de las cuales son familiares, a la desaparición. "Hace 40 años en Carmona funcionaban una veintena de explotaciones de ovino y hoy en día sólo somos dos", añade Juan Antonio Marchena. 

Ante esta situación, las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA llaman la atención sobre la precariedad que viven las explotaciones agrícolas y ganaderas y apuntan a la necesidad de ayudas o incentivos para frenar unas pérdidas que, en determinados casos, son insostenibles. Entre otras demandas, Asaja reclamará, tanto a la Consejería de Agricultura como al Ministerio del ramo, una serie de medidas que pasan por excepciones en el IBI y la concesión préstamos para garantizar la continuidad de las explotaciones. "Junto a estas medidas es fundamental que, en un momento de tan graves daños y tan generalizados, los seguros agrarios demuestren su capacidad de constituir un paraguas y una alternativa real para el agricultor", incide Asaja. 

Los agricultores miran con recelo al cielo, pero las inclemencias y los efectos sobre el campo forman parte de los riesgos asumidos en la agricultura. Tanto Antonio Sarmiento como Juan Sánchez apuntan con más temor aún a Marruecos y a la entrada masiva de los productos agrícolas procedentes de este país. Junto a las pérdidas de la sequía, "el acuerdo de Bruselas con Marruecos nos llevará a la ruina", vaticinan. "Un jornalero en Marruecos puede cobrar cinco euros al día mientras que nosotros pagamos entre 45 y 50 euros por día al jornalero. No podemos competir. Con una mano de obra barata ellos pueden jugar con precios de 0,8 euros, mientras que nosotros nos quedamos en 0,15", asevera Sarmiento. Al daño provocado por la falta de lluvias se suma así una competencia que consideran "desleal" y contra la que tienen prevista una serie de medidas de presión.


FUENTE: diariodesevilla.es

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