El año pasado destacábamos que en lo que respecta a los alimentos desarrollados con nanotecnología existía demasiado secretismo y por tanto, se ofuscaba la transparencia del uso de este tipo de tecnología, algo que podía derivar en la desconfianza de los consumidores tal y como ocurre con los alimentos transgénicos. Algunos expertos como el profesor Andrew Chesson, miembro de la FSA (Food Standards Agency – Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido) invitan a debatir públicamente el uso de la nanotecnología en los alimentos, exponer y ofrecer toda la información dando mayor transparencia al uso de esta tecnología y en consecuencia, creando la posibilidad de que sea mejor aceptada por los consumidores.
La nanotecnología en los alimentos ha adquirido un gran protagonismo durante los últimos años, hay que tener en cuenta que las aplicaciones son infinitas y que con la ingeniería molecular se pueden manipular sustancias y dispositivos cuyo tamaño no supera la micra. Los resultados son espectaculares y los avances en los diferentes campos que se puede aplicar se producen a una gran velocidad, quizá demasiada. El caso es que se podría pensar que el profesor tiene razón, debatir públicamente el uso de la nanotecnología en los alimentos proporcionaría confianza al consumidor.
Andrew Chesson nos explica que sin la información oportuna y fidedigna, se produce un vacío que puede ser llenado por otro tipo de información y opiniones. Otros especialistas como Clare Mills, profesor de la Universidad de Manchester (Reino Unido), comenta que los consumidores tienen la responsabilidad de educarse a sí mismos para comprender, pero es prioritario proporcionar la información sobre los procedimientos y evaluaciones científicas, así como la inocuidad de la nanotecnología y su efectividad en el campo de la alimentación. La idea de crear un debate, o mejor dicho, un diálogo abierto, resulta muy interesante pero, ¿estarían de acuerdo las empresas alimentarias?
Evidentemente las empresas no pueden revelar la información sobre las investigaciones que desarrollan, pero es necesario que se insufle mayor transparencia en estas cuestiones, la utilización de nano materiales en los alimentos y los beneficios que pueden aportar no deben ser un obstáculo. Andrew Chesson apunta que si las compañías y empresas alimentarias no comparten su actividad intentando silenciar todo lo que rodea a sus avances nanotecnológicos, se iniciarán rumores, aparecerán grupos opositores, se cuestionarán sus procedimientos, y quienes no estén familiarizados con esta tecnología llegarán a desconfiar y tener miedo de ella.
En vez de negarse a liberar información por el secretismo asociado a las cuestiones comerciales, se podrían buscar alternativas o liberar la información que sí se puede dar a conocer sin necesidad de cerrarse en banda. Lo que está claro es que paralelamente al desarrollo de nuevos nano materiales, se deben desarrollar nuevos métodos de evaluación cuyos resultados puedan ser puestos en conocimiento de los consumidores. A juzgar por las palabras de ambos expertos, existe un cierto temor de que se pueda realizar una comparativa entre alimentos transgénicos y alimentos nanotecnológicos, especialmente por el procedimiento y modo de actuar de la industria alimentaria. No basta con alabar esta tecnología diciendo que se podrá realzar el sabor de los alimentos, potenciar características que mejoren la salud de los consumidores, etc.
La comunicación es fundamental, del mismo modo que lo es la transparencia, dar a conocer los pros y también los contras, podría ser muy beneficioso para esta tecnología y su percepción. Bastantes polémicas se han generado ya con los transgénicos o los alimentos clonados, aún se puede rectificar y evitar el mismo problema con la nanotecnología alimentaria. Por cierto, recordamos que las agencias gubernamentales de salud de Estados Unidos, creen que la mejor forma de no crear alarmismo y preocupación entre los consumidores por tratarse de una manipulación científica, es no identificar los alimentos nanotecnológicos a través de las etiquetas si no existe ningún riesgo. Todo un error.
A todo esto hay que añadir los problemas en la Unión Europa para que se ponga en marcha la legislación de los denominados nuevos alimentos, más de un año dando vueltas al tema sin que exista consenso, claro, que en este caso el problema a superar son los alimentos clonados. Son ya muchas las voces que quieren velar por los intereses de los consumidores y piden regulación, prudencia, información, transparencia y saber cómo puede afectar esta tecnología a nuestro organismo y al medio ambiente. La petición que hemos conocido a través del artículo de Food Navigator por parte de los profesores citados es loable, desgraciadamente creemos que puede caer en saco roto.
Fecha de publicacion: 28/12/2011
fuente: http://www.gastronomiaycia.com/2011/12/07/debatir-publicamente-el-u...
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