En medio de una tendencia mundial de los grandes países productores a generar cada vez menos alimentos para exportación, la agricultura costarricense ha sido relegada a una segunda categoría.
La presión que hoy enfrenta el sector agropecuario nacional tiene a muchos productores considerando dejar de sembrar, y en menos de diez años dejó de generar unos 20 mil empleos en las zonas rurales.
A lo anterior se suma el hecho de que lejos de incentivar y proteger al pequeño y mediano productor, cuyas cosechas son las que alimentan al país, los gobiernos han impulsado políticas dirigidas a favorecer más el desarrollo de las agroexportaciones.
Las alertas del organismo de las Naciones Unidas a cargo de la alimentación y la agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), se han hecho reiterativas desde 2008, advirtiendo la necesidad de que “cada país se garantice estar en capacidad de producir la cantidad de alimentos básicos, que necesite para subsistir”.
Llama la atención que Costa Rica sea uno de los países considerados por la FAO como importadores netos de alimentos, por cuanto un 80% o más de los productos que conforman su base alimentaria, no es producido localmente.
“La seguridad alimentaria y nutricional se valora en la medida que el sector agrícola es capaz de producir los alimentos básicos y que la gran mayoría de la población tenga acceso a ellos”, afirmó Carlos Manuel Araya, catedrático de la Universidad Nacional.
Fuente: La República.
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