Se podría decir que su ataque es logarítmico, pues una planta afectada infesta a otras 10 y en 6 meses, son 10 mil las que se tienen que erradicar ante el ataque de ese hongo.
Pues en Santander se está rastreando con el fin de saber con certeza si existe fuerte incidencia de la enfermedad, una herencia que le dejó a este cultivo la pasada ola invernal, junto con la sigatoka, otra de las llamadas incontrolables.
De acuerdo con Silverio González, presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Cultivadores de Plátano, Fedeplátano, la enfermedad ha destruido plantaciones enteras en los Llanos Orientales, el Eje Cafetero y el Urabá.
“En Santander si bien no se han reportado grandes daños, igualmente hay que decir que los campesinos poco conocen de esa enfermedad, de ahí que se necesiten más recursos para capacitación y rastreo. Debe haber, pues se tiene en Norte de Santander y Cesar”, agregó.
Aparte de la anterior problemática, en el país se ha desatado una infestación de sigatoka, otra enfermedad que se catapultó con la temporada invernal pasada que duró cerca de 11 meses.
Fuente: Vanguardia.com
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