Cambio climático, dificultades productivas y nuevas exigencias están complicando el cultivo de esta hortaliza. Tecnología, innovación y cambios en la comercialización son algunas de las tareas por delante. Cuatro productores cuentan.
Si bien tradicionalmente el tomate era verdura de verano, los chilenos se acostumbraron a comerlo fresco todo el año.
Sin embargo, en los últimos años la hortaliza vive el impacto de embates climáticos -heladas, sequías estivales, exceso de lluvias- que impactan en la producción, vuelven poco rentable el cultivo, lo que lleva a que muchos, especialmente los más chicos, lo abandonen.
La del tomate es una industria que viene adaptándose a grandes cambios y exigencias, para lograr producir los 12 meses del año con parámetros de calidad cada vez mayores. Pero, seguir en la pelea implica enfrentar desafíos complejos.
“Sólo la inversión en tecnología es la solución. En lo comercial, seguir profundizando el consumo de tomates y hortalizas en general en los meses de invierno. Por otra parte, se requiere hacer programas de producción de acuerdo con las curvas de demanda y no al precio de la temporada anterior”, dice Gonzalo Briones, director ejecutivo de Tomaval.
Fuente: El Mercurio | Elproductor.com
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