Las manzanas Fuji más dulces del mundo podrían ser chilenas, gracias al proyecto que están desarrollando hace tres años los científicos de la Universidad de Chile, Claudia Stange y Michael Handford.
La idea nació en 2008, tras descubrir que los países asiáticos prefieren los frutos chilenos más dulces. El 60% de las manzanas Fuji -la especie “estrella” en esta característica- se exporta a ese destino. Así, con el apoyo de esa casa de estudios, la Universidad Católica, InnovaChile de Corfo y la empresa Univiveros, comenzaron el proyecto, aumentando el porcentaje de fructosa de la especie.
En noviembre termina la primera fase, que requirió una inversión de $ 300 millones, y cuyo resultado es la plántula de manzana (la planta en sus primeros estadios de desarrollo).
La segunda etapa contempla la plantación y esperar su fructiferación, para lo que requerirán nuevos fondos, por lo que se encuentran estudiando su próxima postulación a InnovaChile o al Fondecyt.
Hace unos meses sumaron un nuevo desafío. Se reunieron con representantes de las instituciones que los apoyan, quienes les mostraron unas frutas con pulpa de color, y ellos dijeron “lo podemos hacer”.
El proyecto implica introducir a la fruta genes que cambien el color de la pulpa a amarillo-naranjo o rojo y que, a raíz de esa transformación, empiecen a acumular carotenoides, que son precursores de la vitamina A y los antioxidantes.
Esta segunda iniciativa, que se inició en noviembre de 2011 y que durará tres años, tiene un costo de
$ 340 millones, aportados por Fondef, la U. de Chile y algunas empresas privadas.
Los investigadores acotan que en este caso el mercado es más amplio, ya que podría incluir a Estados Unidos.
Respecto del patentamiento del producto, los expertos explican que quedan bajo el nombre de la universidad, pero que hay un porcentaje de participación del investigador.
La incorporación de la nueva variedad se realizará al año 13, considerando los tres años del proyecto y la etapa de continuidad donde se realizarán ensayos y pruebas de campo. Además, se estiman dos años para comercializarla.
La incorporación al mercado partiría con 1% de penetración, iniciándose con 2,5 hectáreas (hás) al año 13, e incrementándose hasta alcanzar el objetivo de 500 hás en el año 22. Los primeros beneficios productivos se obtendrían a partir del año 2016.
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