Un salto al mercado exportador están dando los Centros de Educación y Trabajo de San Carlos y Yungay en Chile, recintos penales que se están transformando en proveedores del mercado agroalimentario, gracias a una alianza estratégica sostenida con la empresa Curimapu, que se dedica a la comercialización de semillas certificadas.
En los suelos de ambos predios agrícolas donde trabajan reclusos se cultivan variedades híbridas de pepinos y zapallo italiano, que importantes consumidores de Holanda, Bélgica y Francia llevarán a sus mesas, atendiendo una demanda nutricional que proyecta a Chile como potencia agroalimentaria.
“Hemos incorporado a internos trabajadores de Yungay y San Carlos en el innovador proyecto comercial que compromete un total aproximado de 8 hectáreas, las que esperamos nos den frutos a mediados de marzo”, estimó el subteniente Orlando Hasbún, refiriéndose a un margen de utilidades que llega a los 5 mil dólares por hectárea.
Fuente: Diario La Discusión
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