La producción y exportación de soya, la agricultura en general, el hierro, así como los descubrimientos de yacimientos petrolíferos, sumado a la gran industria manufacturera, están
Brasil a ser una de las seis economías más importantes del mundo.
Las últimas cifras económicas de Brasil pueden no haber sido tan alentadoras como el Gobierno deseaba, pero aún le alcanza al gigante sudamericano para superar al Reino Unido como la sexta economía mundial.
Además, el país es uno de los BRICS, el grupo de economías emergentes (junto a Rusia, India y China) que ofrece un panorama completamente contrastante con la penumbra actual que afecta a algunos de los poderes establecidos de Occidente.
Estos datos les permiten a los brasileños un momento de indulgencia, en un año en donde el crecimiento ha sido en realidad muy lento.
En 2011, la economía nacional creció un 2,7 por ciento , una gran caída en relación al 7,5 por ciento del 2010.
Aunque la situación actual le sonríe, Brasil no escapó completamente del impacto de la crisis financiera global.
Sin embargo, aun con un crecimiento menor al esperado, la antigua etiqueta del "país del futuro, que siempre deberá esperar por el futuro" está dejando de sonar como una broma y parece cada vez más una promesa cumplida.
En los últimos 10 años, Brasil consolidó su rol de superpoder en la producción agrícola, descubrió masivas reservas de petróleo en el Atlántico, pagó sus deudas con el Fondo Monetario Internacional y desarrolló una diplomacia más enérgica.
Con esta nueva confianza, comenzó a romper el estereotipo en el que sólo se lo veía como la tierra del fútbol y la samba.
También vio surgir una nueva clase media, cuyo poder adquisitivo ha impulsado el continuo crecimiento económico en medio de una producción industrial en declive y un débil intercambio comercial global.
POCO EQUITATIVO La combinación de éxito económico con medidas oficiales de distribución de la riqueza ha colaborado para que millones de personas dejen atrás la pobreza, aunque Brasil sigue siendo un país poco equitativo.
Un desempleo bajo combinado con incrementos salariales y un boom en el crédito contribuyen también a este consumo.
CENTROS COMERCIALES El reciente crecimiento en el número de centros comerciales es la prueba más clara de esta tendencia.
En 2011, 22 nuevos centros comerciales abrieron sus puertas, elevando el número total de estos establecimientos a 430 en todo el país. Está previsto que se inauguren otros 74 entre este año y el próximo.
Pero el éxito del sector comercial no cuenta toda la historia. También se ha invertido en nuevos trazados ferroviarios, puertos y en centrales hidroeléctricas.
El número de centros comerciales en Brasil refleja el incremento en el poder adquisitivo.
Esta serie de construcciones trata de mejorar una infraestructura que era considerada por muchos como deficiente.
“APAGÓN LABORAL” Al mismo tiempo Brasil comienza a enfrentar realidades propias del Primer Mundo, como una inmigración ilegal en aumento y escasez de trabajadores en varias áreas, en lo que es conocido como un "apagón laboral".
Trabajadores calificados extranjeros han comenzado a mirar hacia el mercado de trabajo brasileño, superando obstáculos burocráticos para lograr un nuevo comienzo en Sudmérica.
CHINA, EL MEJOR ALIADO Los críticos, especialmente dentro de Brasil, dicen que el país sudamericano tuvo suerte de tener a China esperando por él, hambrienta de sus productos y de sus recursos naturales.
Las importaciones chinas de soja y mineral de hierro son lo que permite a Brasil tener una balanza favorable con el gigante asiático.
PROBLEMAS DE FONDO "No estamos atacando los problemas más profundos, como la competitividad, la productividad, la reforma tributaria. Y no estamos resolviendo
el problema del cambio. Brasil es un país emergente que ha tenido la máxima apreciación de su moneda este año. Y no estamos tratando de resolver esto", dijo a BBC Rubens Ricupero, exministro de Economía.
?Supera la economía del Reino Unido
?Brasil se ha convertido en la sexta economía más grande del mundo, dijo el ministro de finanzas brasileño Guido Mantega.
Se oficializan así los pronósticos que anunciaban desde diciembre pasado que la economía de Brasil superaría en tamaño a la del Reino Unido, que hasta este momento había ocupado esa posición.
El país latinoamericano creció 2,7 por ciento el año pasado, según muestran las cifras oficiales, más que el 0,8 por ciento de Reino Unido.
Otros analistas económicos también indicaron que Brasil ya había superado a Reino Unido.
La economía brasileña vale ahora US$ 2,5 billones, de acuerdo con Mantega.
Otros institutos de investigación económica confirmaron que la economía brasileña sobrepasó a la británica.
Pero Mantega prefirió minimizar la simbólica transición -que se produce después de que China superara oficialmente a Japón como la segunda economía más grande del mundo el año pasado.
"No es importante ser la sexta economía mundial, sino estar entre las economías más dinámicas, y con desarrollo sostenible", dijo.
Brasil está disfrutando un auge económico debido a los altos precios del petróleo y los alimentos, que han conducido a un rápido crecimiento.
COMPARACIONES En 2010, la economía brasileña llegaba a los US$ 2,09 billones, comparada con la británica de US$ 2,25 billones, según el Fondo Monetario Internacional.
Usando las cifras del FMI, la economía de Brasil asciende ahora a US$ 2,52 billones y la de Reino Unido a US$ 2,48 billones.
?El crecimiento también le genera varios problemas
? Más de 20 millones de personas salieron de la pobreza en una década.
Brasil está descubriendo del modo más duro que su reciente bonanza económica, que le valió aplausos y estatus a escala mundial, también trajo consigo problemas que le tomaron desprevenido, advierten expertos.
Desde flujos de inmigrantes sin papeles hasta la saturación de carreteras y aeropuertos, pasando por una moneda más cara o un mercado más tentador para el narcotráfico, los retos aparejados al "éxito" brasileño son diversos.
Según los especialistas, el modo en que la sexta mayor economía mundial responda a esos nuevos obstáculos puede ser clave para sostener su ascenso económico.
"En América Latina todo desarrollo trae consecuencias buenas y negativas", sostuvo Pedro Cezar Dutra Fonseca, catedrático de economía de la Universidad Federal de Río Grande do Sul.
"Brasil no estaba preparado (para sus problemas de crecimiento) en varios sectores, como la infraestructura", dijo el experto en desarrollo económico. "Ese es un desafío que debe encarar para crecer más".
Brasil parece haber comenzado a enfrentar algunos de los dilemas de política migratoria que tienen los países ricos.
La cantidad de inmigrantes con papeles en el país aumentó 57 por ciento durante 2011, impulsada sobre todo por el ingreso de trabajadores de otros países latinoamericanos, según datos del Ministerio de Justicia.
Las estadísticas oficiales carecen de referencias al flujo de inmigrantes sin papeles, que según expertos también sienten atracción por un país donde el desempleo en enero fue de 5,5 por ciento , bien por debajo de las tasas de Estados Unidos y Europa, destinos tradicionales de trabajadores latinoamericanos.
Autoridades y empresarios admiten que Brasil hoy necesita mano de obra extranjera, pero para responder bien a eso debe adaptar sus estructuras burocrática y legal, en algunos casos herencias de la dictadura militar.
Una señal reciente de los retos que enfrenta Brasil fue su respuesta ambigua al ingreso por la frontera amazónica de miles de inmigrantes haitianos que huyen de su país, en ruinas tras el terremoto de 2010.
El Gobierno brasileño ha defendido en foros internacionales que la emigración es un derecho humano y decidió conceder 4.000 visas de trabajo y humanitarias a los haitianos. Pero, en medio de una polémica, también buscó limitar la llegada de más inmigrantes de Haití, anunciando hace unas semanas que pasaría a darles un máximo de 100 permisos temporales al mes.
?En EEUU los brasileños son los mejores visitantes
?Fernando Mello, propietario de un gimnasio, tenía que hacer malabarismos para que las maletas y bolsos no se le cayesen de su carrito en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro. Mello era parte de una multitud de brasileños que regresaban con el producto de varios días de compras en centros comerciales y outlets del sur de la Florida.
La cartera de Michael Kors que había comprado la novia de Mello posaba arriba de cuatro maletas repletas, que simbolizan un poco el nuevo poder adquisitivo de los brasileños y su disposición a gastar su dinero en el exterior, sobre todo en Estados Unidos. El brasileño es el visitante extranjero que más gasta en ese país.
Los brasileños compran tantas cosas que la principal aerolínea brasileña, TAM, tiene que cargar más combustible en sus vuelos originados en Estados Unidos para sobrellevar el exceso de peso generado por las adquisiciones.
“Salimos con un par de maletas de mano”, comentó Mello, quien tiene 30 años. “Vamos a Estados Unidos una vez al año, nos quedamos en buenos hoteles, pasamos unas vacaciones espléndidas y compramos de todo, porque es más barato que en Brasil”.
Según las últimas estadísticas, los brasileños gastaron 5.900 millones de dólares en Estados Unidos en el 2010, en un fenómeno que está cambiando radicalmente viejos patrones migratorios y mejorando las economías de partes de Estados Unidos muy golpeadas por la crisis.
El presidente estadounidense Barack Obama instruyó hace poco al Departamento de Estado que agilice la concesión de visas a los turistas procedentes de Brasil, China y otras naciones con economías florecientes, cuyos ciudadanos viajan a Estados Unidos a gastar dinero y no se quedan.
Luego de décadas de hiperinflación, la economía brasileña se ha expandido al compás de los altos precios de las materias primas y del descubrimiento de grandes reservas de petróleo. Millones de personas salieron de la pobreza y aumentó significativamente la clase alta.
fuente: tiempopyme
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