Think small " ("piensa en chico") fue el eslogan de una famosa campaña ideada por el publicista William "Bill" Bernbach para promocionar el pequeño "escarabajo" de la Volkswagen en el mercado norteamericano a mediados de los años cincuenta.
La genialidad de esta pieza publicitaria consistía en acentuar las diferencias entre el tamaño del auto alemán y los enormes "carros" que se manejaban en los Estados Unidos.
El recuerdo viene a cuento porque el " think small " de Bernbach, "el pensar en chico", está presente en muchos aspectos de la producción agropecuaria a pesar de que los mercados externos nos mandan todos los días señales para que "pensemos en grande".
Hay una práctica de los tamberos que se debería copiar a nivel país que consiste en "desafiar" la producción lechera de las vacas elite para conocer su máximo potencial.
Alcanzan los 60 o 70 litros de producción diaria después de recibir la mejor alimentación posible y sin escatimar ningún recurso. Ahora bien, teniendo en cuenta algo tan inobjetable como que millones de personas en el mundo están en condiciones de consumir más proteínas, ¿no habrá llegado el momento de "desafiar" al potencial productivo del país, estimulándolo para saber qué máximos de producción se pueden alcanzar?
En las condiciones políticas actuales el planteo suena a una quimera por más que la mayoría de los países competidores están con el acelerador a fondo.
De hacer un recuento sector por sector es más que probable que las ideas conservadoras y defensivas hayan prevalecido sobre los proyectos más audaces.
El "pensar en chico" le ganó la mayoría de los partidos al "pensar en grande". Sobran los ejemplos.
El más conocido es la goleada diaria que "la mesa de los argentinos", concepto del que emana un sinnúmero de trabas a la comercialización de trigo, maíz, carne y leche, entre muchos otros, le propina al ambicioso objetivo del Plan Estratégico Agroalimentario (PEA) de alcanzar los 160 millones de toneladas de granos en los próximos diez años. Algo bastante obvio si se tiene en cuenta que todo lo escrito en el PEA todavía no superó el status de intenciones mientras que los cepos de Guillermo Moreno a la producción están en plena vigencia. Esta semana el ministerio de Agricultura logró correrle un punto al grillete del trigo liberando 2 millones de toneladas que serán asignados a través de los Registros de Operadores de Exportación (ROE).
Sin levantar tanta polvareda política, el riego es otro caso en la que también se impone el pensar en frasco chico.
Actualmente en nuestro país se riegan 2,2 millones de hectáreas, el 6,5% del área productiva. Hay estimaciones que hablan de un potencial para regar 16 millones de hectáreas. ¿Por qué no se apura la marcha y se toma al riego como política de Estado?
Un abanderado de esta causa como Jorge Neme, coordinador ejecutivo del Programa de Servicios Agropecuarios Provinciales (Prosap), cree que es posible regar otras 4 millones de hectáreas en los próximos cuatro años. "Se lograría con la suma de varias decenas de intervenciones en distintas regiones. Canales y acueductos a lo largo del río Negro, del Colorado o del Chubut en la Patagonia y del río Paraná o del Uruguay en la pampa húmeda", afirma Neme.
El multiplicador de riqueza que desencadena el riego en regiones áridas y semiáridas, el 70% de la superficie de nuestra geografía se encuentra en esas condiciones, debe ser de los más altos que existen en nuestra economía simplemente porque parten de la nada misma. De tener una vaca cada diez hectáreas a producir 100 quintales de maíz en una hectárea.
La inversión de "pensar en grande" que demandaría regar estos 4 millones de hectáreas es de 5000 millones de dólares. Mucho si se lo compara con los 429 millones que el Prosap administró en los últimos ocho años en 32 proyectos de riego, entre ejecutados y en ejecución, y no tanto si se tiene en cuenta otros destinos en los que se utilizan fondos públicos para el desarrollo regional.
Por ejemplo, la promoción económica de Tierra del Fuego, con la liberación del pago de impuestos durante 2011 fue de 4595 millones de pesos y para 2012 está presupuestado 5600 millones de pesos. Riego o fábricas de ensamble: ¿cuál será lo más competitivo y sustentable en el tiempo?
Mientras tanto, los países de la región no pierden el tiempo. Uruguay no cobra el IVA de los equipos de riego y permite amortizar el total de la inversión al primer año. En Brasil funcionan créditos de largo plazo y en Chile hay una ley de fomento al riego agrícola.
Nada justifica que no se cambie de frasco a la hora de pensar el futuro del agro.
FUENTE: .lanacion.com.ar
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