ARGENTINA. Cierre de temporada frutícola a EE.UU. y Europa dejan pérdidas millonarias

Cerrada la temporada frutícola hacia los mercados de ultramar, los números finales de la actividad son más que elocuentes. Según la estadística dada a conocer por la terminal portuaria de Patagonia Norte, en los primeros seis meses del año los embarques agrícolas de la Argentina totalizaron algo más de 283.000 toneladas. La cifra muestra una caída del 31% en relación con los volúmenes de ventas consolidadas para el mismo período de la temporada anterior, y es la más baja de los últimos quince años en lo que al comercio de ultramar se refiere.

En valores absolutos, durante el 2012, la actividad dejó de exportar alrededor de 126.000 toneladas de fruta. El dato no es menor, ya que ese volumen equivale a unos 120 millones de dólares que dejaron de ingresar a la región producto de las ventas hacia ultramar que partieron de los puertos de San Antonio y Bahía Blanca. Si a esta estadística se suman los despachos de peras y manzanas que se embarcaron por las terminales de Buenos Aires, las pérdidas alcanzaron los 140 millones de dólares.

Todos estos millones de dólares que dejaron de ingresar a la región repercutirán de forma intensiva durante el segundo semestre del año en la cadena de pagos del sistema, la demanda de mano de obra y el financiamiento final de las empresas que oportunamente se endeudaron para poder hacer frente a sus compromisos comerciales.

La caída de las exportaciones observada se explica, por un lado, por la menor cosecha registrada en la región y, por otro, por el desvío de comercio hacia Brasil y el mercado local que determinaron las empresas regionales en la presente temporada.

Desde fines del año pasado los empresarios regionales anticipaban problemas para las ventas de fruta en el Viejo Continente, y por ello reorientaron su oferta exportable.

Pese a ello, y por tercera temporada consecutiva, las grandes exportadoras regionales serán las que más dinero perderán este año ya que parte importante de sus colocaciones terminó por venderse en suelo europeo –con poco desvío de comercio– puesto que no pueden eludir sus compromisos con los importadores. Previendo el escenario mencionado, las firmas pequeñas y medianas de la región, que tienen mucho más margen para reorientar su oferta, dejaron de entregar a las grandes exportadoras para terminar colocando esa producción en el mercado brasileño y las góndolas locales, que es donde obtuvieron mayores retornos por sus ventas.

FUENTE: Río Negro