Mientras en Argentina se discute, entre otras cosas, el por qué no subsidiar directamente la reconversión vitícola de los productores de Berisso y Avellaneda embanderados en el Vino de la Costa, en el mundo hay visiones distintas.
A miles de kilómetros de Colonia Caroya, considerada su cuna nacional, las variedades de uva chinche viven distintas realidades producto, obviamente, de legislaciones diferentes a la de nuestro país.
En algunos países coexisten las dos Vitis (Vinífera y Labrusca) como en Brasil, donde predominan en los vinos de mesa, o también Estados Unidos, cuya industria contempla variedades de todo tipo de ambas especies.
“Claro que el producto resultante no es del paladar de un consumidor de vino tradicional quien, de hecho, no lo identifica como vino”, precisa Claudia Quini.
De cara a una eventual reconversión del polo vitivinícola bonaerense, la presidente de la Organización Internacional de la Vid y el Vino señala a Cabernet Sauvignon y Riesling como “variedades plásticas y adaptables a la zona, que pueden arraigarse a partir de injertos con pie de variedades propias de climas húmedos”.
Fuente: Los Andes - Mendoza
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