Los agricultures de Uruguay dependen del cielo y de las lluvias para mantener su "oro verde": la soja. Además de en el cielo todos están muy pendientes de la evolución que está teniendo la soja en la Bolsa de Chicago y de los precios que se estipulen para este alimento.
Los consultores privados estiman que en 2013 la cosecha estará por encima del millón de hectáreas, una vez que ya se han considerado la encuesta de los precios internacionales y que la demanda por soja sigue firme, además de la zafra de cultivos de invierno el trigo no salió muy bien parado. Por todo eso, los agricultores se jugaron todos los boletos a la soja intentando corregir los números rojos que el trigo les aportó este año.
El cultivo estrella en Uruguay, por otra parte, genera cierta polémica por el manejo y uso de los suelos. Para la buena conservación de las tierras resulta fundamental el rastrojo –restos de tallos y hojas que quedan luego de la cosecha–, porque cubre la tierra y minimiza la erosión que provoca la lluvia. La soja tiene una particularidad: una vez que se extrae de la tierra no deja residuos. Eso es contraproducente si los productores abusan del cultivo y no aplican la rotación o secuencia apropiada intercalando soja con otra plantación.
Para la directora de Recursos Naturales y Renovables del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Mariana Hill, dice que "lo fundamental de aquí a 50 años es saber cómo meter la soja en el sistema y no basar el sistema en la soja”.
El Plan de Uso y Manejo de Suelos llega para reordenar la normativa vigente y atacar de raíz a la producción cortoplacista. El objetivo de este nuevo plan es que los cultivos están en función de la superficie para plantar, es decir de la calidad y del espacio de las tierras. En la primera etapa, se exigirá una declaración jurada a los productores de trigo o cebada que siembren más de 100 hectáreas. El plan consiste en comprometerse con una sucesión de cultivos y una forma de trabajo que no genere pérdidas por erosión mayores a lo que tolera cada pedazo del territorio.
Fuente: El Observador
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