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AGRO20 SUDÁFRICA: un mercado emergente para el comercio justo

Con su lanzamiento en el 2009, el modelo de mercado “south-to-south” en Sudáfrica se convirtió en el primero para Fairtrade International, el certificador agrícola con sede en Bonn, Alemania. Hoy, Sudáfrica, Brasil y Kenia son las primeras naciones que producen bienes de comercio justo y los consumen a través de la organización. Arianna Baldo, Gerente de Negocios de Fairtrade Label South Africa, explicó en entrevista conwww.portalfruticola.com lo que significa ser una economía emergente con el potencial de comprador-productor. 

“Históricamente, el mercado de comercio justo ha estado principalmente basado en productores en el sur y consumidores en el norte. Los países más pobres tienen granjas certificadas de comercio justo y los productos en bruto son exportados a Europa, América, Australia, Nueva Zelanda. Los productos son empacados y procesados ahí y luego son vendidos a consumidores más ricos”, explica.

“Sudáfrica fue el primer país en desarrollo en considerar la oportunidad de vender productos de comercio justo en el mercado local”.

La realidad social de Sudáfrica lo ubica en una posición especial para beneficiarse de la producción y el consumo de bienes de comercio justo.

Mientras los agricultores se benefician social y económicamente de las prácticas de comercio justo, los sudafricanos más ricos gozan de la capacidad de mantener bienes locales de calidad.

“Sudáfrica es un país altamente desigual. Aún es un país en desarrollo. Gran parte de la población vive en áreas rurales y no tienen acceso a determinados servicios básicos. En Sudáfrica, nuestro mercado objetivo es el la clase media emergente, su consumidor urbano, gente que va y compra en supermercados”, dijo Baldo.

Por el contrario, en Europa casi todos son compradores potenciales de precios elevados,  de bienes de comercio justo. Baldo estima que uno de cada cinco sudafricanos es un potencial consumidor de productos premium.

“Nuestros beneficiarios en Sudáfrica, en su mayoría agricultores, no son nuestros típicos consumidores de comercio justo porque, en su mayoría, viven en áreas rurales, por lo que compran en almacenes locales o en el mercado. Además, para ellos los típicos productos de comercio justo como frutas frescas, café o chocolate son productos para los ricos. Si eres pobre, el chocolate o el café filtrado es lo último que piensas comprar”, asegura Baldo.

De acuerdo a Baldo, definir el segmento del consumidor fue una dificultad inicial para lanzar el etiquetado de comercio justo en Sudáfrica. Más allá de las limitaciones económicas de la mayoría de los sudafricanos, la población en general, carece de información sobre lo que significa el comercio justo.

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“En Europa y Estados Unidos crecemos entendiendo lo que no funciona en el mundo. Lo oyes en la televisión y en la escuela, así que cuando te encuentras con el concepto de ‘comercio justo’, tal vez no entiendes técnicamente lo que es, pero en cierta forma entiendes por qué es necesario”, dijo.

“Esto es algo que no se explica por sí mismo en Sudáfrica, lo cual es bastante interesante. Probablemente se debe a que la gente vive cerca de estos asuntos y están algo acostumbrados. Tal vez no lo ven como algo importante porque siempre ha sido de esa forma”.

“Al mismo tiempo, notamos que mucha gente no tenía conciencia de cuán malo puede ser en las comunidades agrícolas de Sudáfrica o del resto del continente”.

Baldo agrega que en las granjas donde se ha establecido la certificación de comercio justo, es fácil notar la diferencia a juzgar por la actitud del trabajador.

“En una granja de comercio justo, se garantiza a los trabajadores al menos un salario mínimo. Alrededor del 50 – 60% de las granjas de comercio justo pagan más. Entonces, por supuesto, alguien viene a comprobar cada año que se cumpla con ello”, dice.

“En el comercio justo, toda la cadena de abastecimiento es certificada y auditada anualmente. Si un consumidor encuentra la etiqueta de comercio justo en el envase de café, sabe que desde que se cultivó hasta que se empacó el café, cada compañía que manejó el producto estaba certificada bajo estándares de comercio justo”.

Baldo señaló que durante los disturbios agrícolas de finales de 2012, ninguno de los trabajadores de las 64 granjas certificadas con comercio justo se unió a la manifestación.

“Creemos que es necesario, para todo el sector agrícola, promover mejores condiciones de vida y laborales para los trabajadores en general. Por supuesto, el comercio justo es el estándar de oro, pero puedes tener mejores condiciones de vida y trabajo incluso sin ser comercio justo”, aseguró.

La capacidad de apoyar a los agricultores locales que garantizan estándares laborales mínimos ha sido un llamado a la conciencia de los consumidores sudafricanos. A diferencia de mercados más establecidos, la etiqueta de comercio justo aún produce curiosidad en compradores potenciales.

“Tenemos muy buena retroalimentación, especialmente porque el etiquetado ético de alimentos es muy nuevo en Sudáfrica, como creo que lo es en otros mercados emergentes. Así que esto realmente es una novedad para los consumidores que quieren comprar algo diferente y el comercio justo está, actualmente, ofreciendo esta opción”, destaca Baldo.

En general, los mercados emergentes son donde Baldo ve el enorme potencial para los productos de comercio justo.

“Para determinadas cosas el mercado europeo está saturado. Aún existe mucho potencial de producción pero el verdadero potencial del comercio justo, por el momento, está en comercializar y crear conciencia en los mercados emergentes. Con las poblaciones que tenemos en África Occidental, India, China y Brasil, hay millones de potenciales consumidores”, aseveró.

Recientemente en África, Kenia se unió al mercado “South-to-south”. Brasil además se unió a las filas, siendo la única nación en Latinoamérica que desarrolla y consume productos de comercio justo internacional.

Más allá de esos mercados, Baldo menciona otros potenciales países, incluyendo Argentina, Namibia, Nigeria, Angola, Singapur y China.

“Temas como la agricultura orgánica y la compra de productos sustentables se están volviendo más y más interesantes para los consumidores. Ese es el por qué comenzamos el etiquetado de comercio justo en Sudáfrica”, enfatizó.

Cabe señalar que los productos con el etiquetado Fairtrade International son actualmente vendidos en 120 naciones y la compañía trabaja con cerca de 1.2 millones de agricultores y 66 países.

Fuente: www.portalfruticola.com

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