La producción de café en Puerto Rico cayó a su nivel más bajo en la historia de la isla, lo que ha dejado a agricultores y autoridades en la necesidad de idear la forma en que puede revivir una industria otrora pujante, en medio de una profunda crisis económica.
Los agricultores produjeron unos 39.900 kilos (80.000 libras) de café en la más reciente cosecha, que representa sólo una tercera parte del consumo local, informó el jueves la secretaria de Agricultura, Myrna Comas.
La producción en años anteriores ha fluctuado entre 47.600 y 68.000 kilos (105.000 a 150.000 libras), según estadísticas de la agencia.
Es necesario fortalecer esta industria y recuperar el lugar que ostentaba, agregó Comas. Recordó que Puerto Rico llegó a tener fama mundial por la calidad de su café.
El territorio estadounidense desde entonces se ha visto obligado a importar café de países como México y República Dominicana para cumplir con la demanda local.
Las razones detrás del reciente descenso en la producción son muchas y a los agricultores les preocupa que haya pocas soluciones.
Uno de los principales problemas es una severa carencia de recolectores, dijo Wilfredo Ruiz, presidente de la Asociación de Cultivadores y Compradores de Café de Puerto Rico.
Se calcula que un 35% de los cultivos se pierde cada año porque no hay nadie que lo recolecte, lo que provoca millones de dólares en pérdidas, agregó.
Aseguró que la situación empeora cada día y que difícilmente habrá sustituto para los jornaleros, pues a medida que la gente se educa más, su última opción es trabajar en la agricultura.
El gobierno anteriormente trató de que adolescentes problemáticos y reos fueran recolectores, pero las medidas no se consideraron exitosas. Comas dijo que parte del problema era la falta de coordinación, porque los prisioneros eran enviados varios meses más tarde para recoger los granos. La funcionaria indicó que revivirá el programa mientras busca formas de incrementar los salarios para los recolectores.
Otro problema es la falta de semillas, explica Ruiz.
Los agricultores compran semillas producidas localmente a invernaderos contratados por el gobierno, pero el año pasado hubo pocas semillas por razones que se desconocen, explica el representante del sector.
Además, un aumento en el costo del fertilizante ha hecho que los campesinos abandonen sus tierras o que la usen limitadamente, agrega. Actualmente, una bolsa de 45 kilos (100 libras) cuesta unos 38 dólares, comparado con 22 dólares en 2005.
fuente ap
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