En cuanto vieron las plantas salpicadas de pequeños frutos rojos, las estudiantes Laura Marrero, de octavo grado, Desiré Rivera, de séptimo, Amanda García y Marisabel Valle, ambas de cuarto grado, empezaron a cosecharlos con emoción.
Los cherry tomatoes recogidos por las alumnas son parte del huerto plantado en los predios de Winnie’s Active Learning Kids School, plantel conocido por sus siglas WALKS, en Mayagüez. La iniciativa, liderada por una pareja de padres voluntarios, recientemente obtuvo el primer premio en el concurso de proyectos ambientales “Escuela verde, te quiero verde”, organizado por Ediciones Santillana.
Verónica Ortiz y Héctor Rosario son padres de cuatro hijos de 3, 4, 5, y 7 años, a los que educaron en el hogar hasta el año pasado, cuando los matricularon en WALKS. “Queríamos seguir participando activamente en la educación de nuestros hijos”, contó Ortiz. “Como en casa tenemos un huerto, hablamos con la directora y le dimos la idea de desarrollar un huerto en la escuela. Nos encontramos con que otra mamá había comenzado uno, así que lo retomamos en agosto”.
Empezaron con culantro y ahora tienen más frutos. “Hemos sembrado fresas, pimientos, limones, jobos, tomates, lechugas, pepinillos y espinacas”, mencionó Marisabel. “Me gusta cosechar los tomates y comérmelos”, reiteró.
Ese precisamente es uno de los objetivos del huertos, según sus propulsores. “Los frutos se están usando en el comedor escolar para enseñarle a los niños a comer bien”, sostuvo Ortiz.
Otros de los objetivos, dijo la madre voluntaria, son que aprendan de dónde salen los alimentos e inculcarles el amor por la tierra. A juicio de Zulma Padín, maestra de Estudios Sociales del colegio, ha funcionado. “Los estudiantes están creando conciencia de la necesidad de cuidar el ambiente y han sido bien responsables con sus labores en el huerto orgánico”, indicó.
“Toda la escuela se ha visto involucrada con el huerto de una forma u otra”, comentó Ortiz. Entre los grupos más activos están el National Junior Honor Society (NJHS), el Science Club y el Stop Global Warming Club. Este último cuenta con 21 estudiantes de cuarto y quinto grado, que van al huerto cada miércoles junto a su moderadora, la maestra Padín.
“He aprendido cómo cuidar las plantas para que crezcan mejor”, contó Amanda, quien junto a Marisabel pertenece al Stop Global Warming Club.
Por su parte, las jóvenes Desiré y Laura se integraron a la iniciativa para hacer las diez horas de trabajo voluntario que les requiere el NJHS, del que son miembros. “Ha sido una experiencia bien interesante, casi como una clase de agricultura”, dijo Desiré.
En el caso de Laura, el trabajo con las plantas le gustó tanto que la inspiró en su proyecto de feria científica. “En mi proyecto usé té de humus, que contiene 90% composta y 10% de humus de lombrices, al plantar lechugas. La que tenía té de humus creció el doble. Gané el primer lugar en la feria científica regional”, relató la joven.
La mamá voluntaria integró al huerto orgánico un vivero, un semillero y un blog (http://walksgarden.wordpress.com) que relata el progreso de la iniciativa. Todo este esfuerzo de estudiantes, padres y maestros les llevó a ganar el concurso “Escuela verde, te quiero verde”. Para la premiación fueron invitados junto a otras dos escuelas a realizar una presentación en Hacienda Buena Vista, en Manatí.
Allí recibieron el primer premio, de $1,500, con el que mandarán a hacer una toma de agua cercana al actual huerto y otra en un área del colegio llamada “el bosquecito”, donde los alumnos sembrarán durante un campamento este verano. Las tomas servirán para el sistema de riego, de modo que WALKS sea cada vez más verde.
fuente elnuevodia
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