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AGRO20: Prevenir ataques de Trips en Alfalfa y Tréboles

Los trips se han constituido en una problemática que afecta de manera bastante generalizada alfalfares y tréboles en implantación (Iannone, 1996) al momento de la emergencia, y estos últimos años tampoco son una excepción. Esta plaga también ataca Lotus y otros tréboles además del blanco y rojo entre las leguminosas, e incluso suele atacar en la emergencia de algunas gramíneas, principalmente de raigrás. Se trata de un insecto del orden de los Tisanópteros, con aparato bucal raspador-suctor cuyos daños, en “pelitos” recién emergidos de estas especies forrajeras, provoca su rápida muerte.

La presencia de Trips pone en serio riesgo la implantación de tréboles y alfalfa al producir muerte de plántulas en sus primeros estados de desarrollo. Las consecuencias son la resiembra en casos de altas poblaciones del insecto o, peor aún, la menor producción y duración de la forrajera perenne por haber diezmado su densidad. La densidad del forraje no solo disminuye, sino que, lo principal, se torna muy despareja, con grandes baches sin la especie forrajera, espacios que sí cubren las malezas.

No existían antecedentes sobre el daño de trips en dichas especies forrajeras hasta que la hemos detectado como plaga de estas forrajeras a mediados de los 90´ (Iannone, 1996). Por otra parte, desde hace varios años esta plaga ha mostrado un impacto creciente sobre la implantación de las mismas. Previo a 1996 se mencionaba a los trips como plaga originaria de zonas áridas y para otros cultivos. Si bien es cierto que las condiciones predisponentes para su desarrollo son períodos de seca o de falta de agua, en los últimos años las poblaciones muestran una tendencia de incremento aún en períodos de primaveras, veranos y otoños húmedos. Durante la estación invernal los adultos paralizan su actividad hasta el inicio de la primavera.

Características del insecto

El trips adulto es muy pequeño, 1.5 mm de largo, y de apariencia general pardo-negruzca. En detalle, con la ayuda de una lupa de mano puede observarse que presentan patas y antenas claras, y una característica de las antenas es que los dos últimos artículos son alargados terminando en forma de aguja. Por esta particularidad lo suelen llamar “trips aguja”, además del nombre vulgar “trips de los invernáculos”. Con un mayor aumento se podrá observar un reticulado del cuerpo.

A campo, la apariencia general del adulto es la de un insecto negro sumamente pequeño, y en contraposición, los estados inmaduros tienen un aspecto muy claro. La hembra encastra el huevo dentro de las nervaduras de los folíolos con su fino aparato ovipositor. Los huevos son extremadamente pequeños, menores a 0.5 mm, y tienen forma aporotada. Durante los primeros estados inmaduros no presentan alas.

Daños y su detección

Los daños responden a la característica general de los trips, debido a la particularidad de su aparato bucal. Este consiste en estiletes que los usan para raspar el tejido epitelial, haciendo aflorar jugos del vegetal que posteriormente succionan para alimentarse. Producto de estas raspaduras se producen finas “cicatrices” blanquecinas, que al aumentar en cantidad hacen variar el color verde de los folíolos y/o cotiledones tornando a una coloración plomiza, cenicienta o plateada. Si bien los daños son producidos sobre toda la superficie foliar, en el caso de las leguminosas generalmente hay una mayor concentración alrededor de la nervadura central de los folíolos.

Esta sintomatología le da al cultivo una apariencia plateada, la cual puede apreciarse desde lejos, sobre todo cuando se da la presencia de una alta población de individuos. Resulta muy difícil contar a los trips y/o capturarlos porque poseen una gran movilidad, y sobremanera por los saltos que realizan los adultos cuando se disturba su ambiente. No existen umbrales de acción ya que normalmente se presentan en altas cantidades y de manera generalizada durante los primeros estados vegetativos de las forrajeras, fundamentalmente después de la emergencia, cuando producen graves consecuencias.

Más allá de las características de coloración tanto del insecto como de las pequeñas plántulas dañadas, la identificación del problema se complementa con la sintomatología del vegetal en cuanto a la pérdida del vigor y detención del crecimiento de la pequeña plántula. Ello da una apariencia general y muy evidente de que el cultivo “no arranca” ó “no progresa”. Los cotiledones afectados, además de adoptar la coloración plateada, toman apariencia coriácea y brillosa.

En Alfalfa y Tréboles el ataque al estado cotiledonal o primeros estados en el establecimiento de estas forrajeras es considerado muy grave porque el daño suele terminar con la muerte de las pequeñas plántulas, diezmando la densidad. Lotes en emergencia con trips en la mayoría de las plántulas pueden terminar con la desaparición de la especie cultivada, y otros con innumerables manchones o rodeos “vacíos” como consecuencia de una mayor concentración de trips en los mismos.

Observar después de la emergencia

Los ataques y los daños suelen ser muy rápidos, y cuando los cultivos no son adecuadamente observados después de su emergencia la evidencia de mala implantación de los mismos normalmente se adjudican a otros factores, como problemas de semilla, terreno, sembradora, falta de humedad, etc. La revisión del lote una vez por semana después de emergido es clave, y puede resultar de una gran utilidad económica.

Existe la errónea actitud de sembrar densidades más altas a las necesarias, tratando de “cubrir” las pérdidas en el stand de plantas. Pero aún así, el ataque de los trips reviste gravedad por la detención del crecimiento provocado en las plántulas que no llegaron a morir, y además porque la pérdida de densidad de la forrajera no es pareja o uniforme, quedando muchos sectores o rodeos prácticamente sin plantas, lo cual será cubierto rápidamente por malezas.

No hay que gastar en más semilla sino en su protección, con el objeto de obtener la seguridad de una densidad adecuada y uniforme, y sobre todo eso, UNIFORME, lo cual se traducirá en una mayor producción de pasto y por más años.

Es normal que la semilla venga ya tratada con un insecticida, pero no nos quedemos tranquilos con eso, verifiquemos después de la emergencia si hay desarrollo de poblaciones de trips o no, ello nos dirá cuánto podemos confiar en el producto y la dosis usada. Es muy común que los productores se interesen por saber qué producto es “bueno” en tratamiento de semilla para trips, pero lo importante a tener en cuenta es que no basta con que el producto sea bueno, sino que tenga la dosis necesaria para que se alcance eficiencia y larga residualidad de control.

Control de Trips (para y en implantación)

a) Tratamientos de semilla

Debido a que esta plaga afecta a los cultivos de alfalfa y trébol en implantación -desde el mismo momento de su emergencia- es recomendable optar por los tratamientos de semilla.

Esta acción preventiva termina siendo la más segura y redituable ya que la pequeña plántula en emergencia estará protegida desde un primer momento, evitándose daños por falta de detecciones oportunas, y riesgos en el control por dificultad en el contacto del insecticida con una plántula que tiene escasa superficie expuesta, así como por dificultad en la acción insecticida de contacto sobre un insecto diminuto.

Seguidamente se detallan alternativas de tratamientos de semillas que han mostrado eficiencia a nivel experimental para el control de trips durante los primeros estados vegetativos, los más sensibles, de las leguminosas forrajeras mencionadas.

En el caso de semillas forrajeras que ya vienen “curadas con insecticidas” es conveniente revisar el lote unos días después de la emergencia, y a la semana siguiente también, a fin de verificar la presencia o no de poblaciones de trips sobre las plántulas (la fuente de infestación está prácticamente asegurada en la mayoría de las zonas desde marzo a mayo). De esta manera podremos constatar que el insecticida, y su dosis presente en las semillas, está protegiendo adecuadamente la implantación de la forrajera.

b) Aplicaciones de insecticidas en post-emergencia

Los tratamientos en implantación de alfalfas y tréboles tienen muy limitada su eficiencia debido a la mínima superficie del vegetal que está en emergencia, además del frecuente problema de reinfecciones. Obviamente que las aplicaciones de insecticidas en post-emergencia de, por ejemplo, alfalfas de 1 o más años se constituyen en una herramienta eficiente a utilizar a fin de no perder significativa biomasa por clorosis y/o detención del crecimiento, lo cual todo se traduce en menor producción de carne o leche.

En cuanto a tratamientos con insecticidas en postemergencia de estos cultivos, se mencionan los siguientes productos y dosis evaluados (ver cuadro sobre algunas alternativas de control). Cualquiera sea la alternativa química elegida, agregar siempre tensioactivo a fin de obtener una mejora en la eficiencia de control.

Cabe destacar que para los casos en que la forrajera se haya sembrado sobre lotes con apreciable volumen de rastrojo, hay que tener en cuenta que el mismo puede ser un gran obstáculo a la llegada del insecticida asperjado. Ello generalmente ocurre cuando se viene de siembra directa. En implantaciones sobre un abundante rastrojo, además de incrementar un 20-30 % la dosis a aplicar, se aconseja optar por la aplicación terrestre con el objeto de dispersar un volumen suficiente de caldo, y con alta presión (70 lb/p2) a fin de lograr de esta manera un mayor “efecto rebote” de las gotas, y por ende un mejor mojado del vegetal que se encuentra obstaculizado por el rastrojo.

 

Fuente: Sistema de Alerta. Ing. Agr. Nicolás Iannone. Servicio Técnico – INTA Pergamino

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