La poda: imprescindible para el acondicionamiento de los árboles a la climatología y para elevar su productividad. Los principales objetivos de la poda son: estabilizar la vegetación con la producción de frutos, disminuir las fases que no son productivas, ampliar la productividad de los olivos, retrasar su muerte y ahorrar agua del suelo.
El olivo debe tener una forma redondeada aplastada, evitando la base desnuda y el vaso abierto, para no someter al tronco y a las ramas gruesas a la acción directa del sol. El olivo fructifica sobre ramificaciones de un año y las yemas de flor se diferencian en el mismo año de la producción, a partir de finales del invierno. La poda de fructificación se realiza únicamente por aclareo, conservando las ramas del armazón y suprimiendo un cierto número de ramificaciones laterales, lo que favorece el crecimiento y la iluminación de las restantes.
Al principio, las ramas crecen más o menos verticalmente y se arquean posteriormente bajo el peso de la cosecha.
Después de un periodo de cuatro a ocho años, la producción decae, pero durante este tiempo han crecido unos brotes vigorosos en la base de la rama arqueada.
Se ha de conservar uno de estos brotes y eliminar las ramas que la sombrean, con el fin de lograr un reemplazo de donde se obtenga el fruto cuando se elimine la rama colgante ya envejecida y agotada.
Es más conveniente efectuar una poda ligera todos los años que hacer una poda severa cada tres o cuatro años; de este modo se reduce el exceso de cosecha y se permite al árbol acumular reservas para las cosechas siguientes, con lo cual se elimina o disminuye la vecería.
Descarga: Manual: Poda e injerto del olivo
Fuente: ivia.es
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