En lugar de aplicar un programa asistencialista y clientelar como la Cruzada Nacional contra el Hambre, el gobierno debería de emprender una política de producción y revalorización de los alimentos de las diferentes regiones del país, indicó Catarina Illsley, miembro del Grupo de Estudios Alimentarios, el cual forma parte de la Alianza por la Sa lud Alimentaria.
“Se habla de llevar alimentos a las comunidades que están en situación de alta y muy alta marginación, como si la gente que vive ahí no tuviera acceso a alimentos. Se considera a los pobres como sujetos de caridad.
“Una verdadera cruzada contra el hambre debería enfocarse en incrementar la producción sustentable de los recursos que existen en las comunidades y el desarrollo de mercados para ellos”, indicó.
En Mártir de Cuilapan y en Chilapa, región de Guerrero donde se aplicó la Cruzada Nacional contra el Hambre, se han identificado 82 productos que forman parte del sistema alimenta rio tradicional, informó.
“Existe una riqueza de recursos que están ahí disponibles y que la gente local sabe producir, pero en los últimos años el consumo de estos productos ha venido disminuyendo porque a la gente se le ha venido diciendo que son alimentos de pobres. Hay una desvalorización de los productos locales”, aseguró. Dijo que además se ha dado la introducción de productos procesados, lo que ha provocado que los alimentos de la región se sustituyan por éstos.
De acuerdo con Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, una encuesta sobre hábitos alimentarios en escuelas de diferentes comunidades del municipio Chilapa, reveló que 60 por ciento de los niños de primaria desayunaba con refresco y 60 por ciento de los niños de primaria, secundaria y preparatoria tomaba refresco tres o más veces al día.
“En zonas de alta marginación los niños gastaban entre 10 a 15 pesos diarios en comida chatarra”, advirtió.
En tanto, Julieta Ponce, directora del Centro de Orientación Alimentaria, aseguró que la Cruzada Nacional contra el Hambre empezó al revés.
“Están tratando de hacer llegar las calorías mientras no hay una propuesta de política alimentaria y nutricional”, indicó la especialista.
Además es inaceptable que se firmen convenios con la industria alimentaria, cuando todavía no hay una propuesta del Estado.
“Si el Estado no ha podido asegurar los alimentos saludables en la mesa de las familias, no puede empezar a firmar convenios.
“Es preocupante que la secretaria (Rosario Robles) dijo: ‘No se preocupen, no nos venden las galletas no las regalan’. Eso es todavía peor porque entonces vamos a asegurar que lleguen estos alimentos industrializados que contaminan y que tienen componentes químicos que están lejanos a recuperar el paladar secuestrado por la industria alimentaria”, dijo.
Los especialistas consideraron que esta cruzada resuelve “en el aire” y es improvisada.
Para Ponce el problema de alimentación y nutrición en el país no puede depender sólo de la Sedesol.
“Es una locura porque está desdibujado Sagarpa. No sabemos qué va a hacer Pesca, ni la Secretaría de Educación ni de Salud”.
Ponce indicó que la Alianza por la Salud Alimentaria sugirió a la titular de la Sedesol la creación de un Consejo Nacional de Alimentación y Nutrición que establezca las bases para hacer una política alimentaria y nutricional; sin embargo, no ha habido ninguna respuesta.
fuente criteriohidalgo
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