Los gases de efecto invernadero (GEI) emitidos a la atmósfera a causa de la actividad humana son motivo de preocupación, sobre todo ante la acumulación de indicios que apuntan a un cambio climático de gran envergadura. Un equipo científico compuesto por miembros de quince países europeos trata ahora de aportar soluciones a este problema ampliando el conocimiento que se posee al respecto.
Desde el proyecto GHG-Europe («Greenhouse Gas Management in European Land Use Systems») se trabaja para sensibilizar en mayor medida sobre distintos temas relacionados con el medio ambiente como los cambios en el uso del suelo destinados a la producción agrícola y silvícola (calculados en un porcentaje superior al 50 %) y la importancia de contar con mejores prácticas de gestión del suelo que conduzcan a una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El proyecto, financiado con 6,6 millones de euros, está coordinado por la Dra. Annette Freibauer del «Instituto Thünen del clima y la agricultura inteligente» (Alemania) y en él participa un consorcio de cuarenta y un socios.
El equipo de GHG-Europe se propone cuantificar la variabilidad de los tres GEI más importantes de los ecosistemas terrestres (el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso) en escalas de tiempo decenales. Para tal fin resulta necesario conocer qué porcentaje de las GEI es posible gestionar y cuánto es fruto de la variabilidad inherente al clima. Con esta información es posible conocer cuáles serán los reservorios de carbono más vulnerables, los procesos relativos a los GEI y los riesgos asociados al cambio climático en el siglo XXI.
El proyecto llegará a su fin este verano, pero ya ha conseguido obtener datos de más de cuarenta estaciones de medición de GEI situadas en todo tipo de ecosistemas y regiones climáticas de Europa. Estos datos se han añadido a los de otros proyectos europeos anteriores como CarboEurope y NitroEurope. Esta información, contrastada con datos geográficos climáticos, edáficos y de la gestión del suelo, permite validar modelos y realizar evaluaciones integradas.
Todo ello brinda la capacidad de evaluar la vulnerabilidad de los reservorios de carbono y los riesgos que entraña el sistema resultante de la interacción entre el carbono y el clima. Esto es posible gracias a la identificación de causas y circunstancias críticas mediante técnicas de identificación innovadoras, el análisis de situaciones hipotéticas a través de modelos biofísicos y la integración de datos extraídos de las políticas climáticas y sobre el uso del suelo de la Unión Europea y las consecuencias de los cambios socioeconómicos.
La Dra. Freibauer declaró: «Los resultados del proyecto aportarán información cuantitativa y cualitativa nueva y unos cimientos sólidos sobre los que asentar el proceso de toma de decisiones durante las negociaciones sobre la política climática a nivel internacional. GHG-Europe proporcionará además una base científica que permita tener en cuenta la variabilidad natural y los efectos de la gestión humana en el balance de GEI, uno de los puntos clave de las negociaciones climáticas internacionales tras el tratado de Kioto. De este modo podremos calcular la posible contribución de la agricultura y la silvicultura a la mitigación de los GEI».
GHG-Europe celebrará dentro de unos meses en Amberes (Bélgica) un congreso que llevará por título «Open Science Conference Greenhouse Gas Management in European Land Use Systems» (Congreso de ciencia abierta: Gestión de los gases de efecto invernadero en los sistemas de uso del suelo europeos).
fuente cordis
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