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AGRO20: Las bacterias que podrían mejorar la producción de tomates y pimientos

En la Universidad Salamanca, España, se han dedicado a estudiar la simbiosis entre los microorganismos del género Rhizobium y las plantas leguminosas, que se establece por la formación de nódulos en las raíces de estos vegetales y que tiene beneficios mutuos para plantas y bacterias.


La Universidad de Salamanca presentó un lineamiento hacia la consecución de una agricultura sostenible. A través de la biotecnología, un grupo de investigadores ha aislado dos cepas de bacterias del género Rhizobium que tienen efectos positivos sobre el crecimiento y la producción del tomate y del pimiento, lo que permitiría disminuir el uso de fertilizantes químicos en el cultivo de estos productos.

Durante años el equipo de investigación (GIR) ‘Interacciones Microorganismo Planta’ se ha dedicado a estudiar la simbiosis entre los microorganismos del género Rhizobium y las plantas leguminosas, que se establece por la formación de nódulos en las raíces de estos vegetales y que tiene beneficios mutuos para plantas y bacterias.

Sin embargo, “el papel que puede tener este género de microorganismos en asociación con plantas no leguminosas, como es el caso del tomate y del pimiento, está menos estudiado”, según explican los investigadores.

La investigación publicada en PLoS ONE ha demostrado que dos cepas de Rhizobium que se aislaron de dos leguminosas, el trébol y la alubia, “presentan una buena actividad como promotores del crecimiento vegetal in vitro y que dan buenos resultados en la producción no sólo de las plantas hospedadoras, sino también en tomates y pimientos”, comenta Encarnación Velázquez, investigadora de la Universidad de Salamanca y autora del artículo.

 Esta calidad se establece a través de catas y, de una forma más objetiva, a través de la medición de componentes como el potasio, el fósforo, el nitrógeno o la presencia de componentes fenólicos, sustancias que se asocian con una mayor protección frente a patologías cardiacas.

Los científicos conocen los mecanismos que provocan estos efectos positivos para la planta. Por ejemplo, estas dos cepas producen fitohormonas y además, incrementan en la planta los niveles de nitrógeno y fósforo, “un nutriente éste último muy importante responsable de cualidades organolépticas como el sabor o el color”, señala Raúl Rivas, otro investigador del equipo. Además, una de ellas también produce compuestos sideróforos, que captan hierro y dificultan el crecimiento de hongos y otros microorganismos patógenos para la planta.


 

Fuente: Diariodelagro

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