A la Comisión Europea le falta sentido de la oportunidad. En plena crisis por la carne de caballo que se hacía pasar como si fuera de vaca, el Ejecutivo comunitario terminó con la prohibición de alimentar a los peces de piscifactoría con harinas animales, las mismas que en los años 90 desencadenaron la crisis de las vacas locas.
Si Bruselas no da marcha atrás, a partir del 1 de junio se podrán usar restos de cerdo, pollo y pescado (convertidos en harina) para alimentar a los peces de piscifactorías destinados al consumo humano. Es el primer paso de una liberalización más amplia. La Comisión también pretende que a partir de 2014 se pueda alimentar a cerdos y pollos con harinas producidas a partir de restos de cerdos y pollos. Para evitar el “canibalismo”, los cerdos consumirán harinas de pollo y viceversa.
La autorización de la Comisión todavía puede ser vetada, de forma nacional, por cada país del bloque, pero el mercado único europeo haría inútil esa resistencia. Por ejemplo, un pescado alimentado en Holanda con harinas de cerdo podría venderse en Francia sin restricciones.
Este tipo de alimentos para animales se prohibió en 1997 tras la epidemia de las vacas locas, que habían contraído su enfermedad por comer harinas elaboradas con restos de otras vacas. Esa particular forma de “canibalismo” generó la encefalopatía espongiforme bovina, una patología que provocaba la enfermedad mortal de Creutzfeld-Jacob en los humanos que comían carne de vacas enfermas.
Pero el lobby de los productores ganaderos, muy interesados en volver a las más baratas harinas de origen animal, consiguió al fin torcer el brazo del Ejecutivo comunitario. Bruselas les dio el gusto y levantó la prohibición total que rige desde 1997 argumentando que la anterior era una política desmesurada: “El riesgo de transmisión de la encefalopatía espongiforme bovina entre no rumiantes es mínimo en la medida en que se evite el canibalismo”. Es decir, no habrá riesgos mientras los pollos coman cerdo y los cerdos coman pollo.
Para cubrirse ante posibles futuros riesgos, la Comisión Europea anunció también que pondrá en marcha una serie de controles de ADN y que no se añadirán los huesos a las harinas. Los críticos advierten que el sistema de trazabilidad falla, ¿acaso no se vendió carne de caballo durante meses como si fuera de vacuno?
Fuente: Agromeat
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