Cuando las industrias de alimentos y bebidas desechan parte de su producción, deben enviar ese descarte a las plantas de tratamientos de efluentes para reducir al mínimo su poder contaminante. Sin embargo, científicos de la Universidad Nacional del Litoral crearon un nuevo sistema que permite a las fábricas de gaseosas transformar esos desechos en alcohol de manera sustentable y limpia.
Los motivos por los que se descartan las partidas son diversos: muchas veces provienen de las góndolas de los supermercados por falta de gas o por haberse sobrepasado la fecha de vencimiento y otras tantas son descartadas por problemas productivos en las fábricas, como, por ejemplo, productos con deficiencias en el envasado o etiquetado o que por algún otro motivo no pasan los controles de calidad.
Para aprovechar estos desperdicios, que se calcula que rondan el 2 por ciento de la producción, los científicos del Departamento de Medio Ambiente de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL y del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC-CONICET) diseñaron un sistema que permite convertir el azúcar de las gaseosas en bioetanol para ser utilizado como combustible, insumo farmacéutico o materia prima de bebidas alcohólicas.
En diálogo con la Agencia CTyS, el doctor en Ingeniería y responsable del proyecto, Miguel Isla, explica que “las gaseosas tienen una carga orgánica muy contaminante debido al tenor de azúcar, que ronda entre el 10 y el 12 por ciento de su composición”. En base a ello, destaca la potencialidad de la innovación: “Producimos el etanol por medio de fermentación con levaduras y luego lo separamos por destilación. Como consecuencia de este proceso, la carga orgánica de la gaseosa se reduce en un 90 por ciento y se obtiene otro producto con un alto valor agregado”.
Haciendo una proyección nacional y teniendo en cuenta que, en el país, se producen entre 4.500 y 6.000 millones de litros de gaseosa por año, los científicos estiman que la cantidad de descarte (entre 90 y 120 millones de litros) podría generar la elaboración de 4 mil toneladas de bioetanol por año.
Además del nivel de reciclaje que genera, Isla resalta que la innovación acelera los tiempos de tratamiento de los desechos. “En los sistemas convencionales, se necesitan altos tiempos de residencia, esto es, los efluentes tienen que permanecer en los equipos durante muchos días para que se reduzca la carga contaminante a valores adimisibles. Nosotros estamos produciendo el bioetanol en seis u ocho horas. De 20 a 40 veces más rápido”, destaca el doctor Isla.
Una iniciativa milenaria
El etanol obtenido puede combinarse con nafta para la producción de biocombustible o llevado a grado farmacopea (96 por ciento de alcohol y 4 por ciento de agua) para ser utilizado en bebidas alcohólicas o como insumo farmacéutico. Además, las levaduras utilizadas también pueden ser convertidas en alimento para animales y el anhídrido carbónico, presente en el gas de las bebidas, puede ser extraído para ser aprovechado por la misma empresa.
El doctor Isla explica a CTyS que, lejos de ser novedoso, “el proceso de fermentación para producir alcohol tiene miles de años”, pero que, con este proceso, “es la primera vez que se realiza esta técnica en el tratamiento de gaseosas en el país”.
Finalmente, el ingeniero químico destaca que su innovación surgió a raíz de la demanda de una de las principales empresas de gaseosas del país. “El problema está planteado desde el punto de vista industrial, en tanto que la solución, desde la investigación”, concluye.
Fuente: ECOticias
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