«Estamos ante un ejemplo claro de transferencia de tecnología para colaborar en que nuestras empresas sean más competitivas». Así definió el vicerrector de Investigación y profesor de Viticultura de la Universidad de La Rioja (UR), Javier Tardáguila, el proyecto de investigación del Grupo de Tecnología y de Bodegas Riojanas para obtener la 'huella sensorial' del vino.
El programa, básicamente, tratará de identificar mediante equipos de medición objetiva sustancias volátices que, presentes en los vinos, son las responsables del olor y sabor a corcho o del denominado carácter 'breth', algo con lo que se han topado en numerosas ocasiones los consumidores y que suelen suponer un rechazo y un notable perjuicio de imagen para la marca. Asimismo, también se pretende detectar las sustancias 'positivas' que, a juicio del equipo enológico de la bodega, podrían incluso reforzarse en elaboraciones posteriores: «Pretendemos conocer el perfil (huella sensorial) de los vinos de Bodegas Riojanas en este caso, lo que permitirá, por ejemplo, clasificar con un método objetivo e inmediato cuáles serán los vinos más aptos para crianza, reserva o gran reserva y, al mismo tiempo, detectar de forma fiable y casi inmediata si hay compuestos indeseados y que pueden ser responsables de lo que se conoce como olor o sabor a corcho o el carácter 'brett' en el vino», explicó Consuelo Pizarro, catedrática de Química Analítica de la UR.
En este sentido, la investigadora recordó que la normativa comunitaria es cada vez más exigente con los restos de biocidas: «El problema del 'brett' es un viejo conocido del sector y ahora hemos vuelto a ver que hay que ser cuidadosos en la elaboración con la directiva que quería prohibir o limitar el uso del azufre». «Lo que está claro -continúa- es que hay que minimizar los residuos».
Bodegas Riojanas
Santiago Frías, gerente de Bodegas Riojanas, que aporta 90.750 euros a la investigación además de dos equipos de espectrometía para la detección de los compuestos, incidió en la apuesta de colaboración de la firma con la UR en un proyecto cuya último objetivo es la mejora de la calidad de los vinos: «Aspiramos a hacer día a día mejores productos, reduciendo al máximo los riesgos de contaminación y, con una tecnología pionera, detectar también los compuestos positivos». «Somos una bodega centenaria -añadió- y nos gustaría que dentro de otros cien años se siga hablando de nosotros por la calidad de nuestros vinos».
fuente larioja
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