La composición química del esqueleto de un coral de profundidad revela las condiciones oceanográficas y climáticas de las aguas donde vive hace 50 años en el Golfo de Vizcaya, según investigadores españoles y franceses, que señalan que este actúa como un archivo paleoceanográfico y paleoclimático.
Un estudio realizado por el investigador Jean-Carlos Montero-Serrano del Laboratoire des Sciences du Climat et de l'Environnement francés, en el que ha colaborado Covadonga Orejas del Instituto Español de Oceanografía (IEO) analiza una colonia que habita desde 1950 en aguas del golfo de Vizcaya a unos 700 metros de profundidad.
La investigación multidisciplinar, que publica la revista 'Earth and Planetary Science Letters', ha permitido reconstruir la dinámica de las masas de agua a media profundidad del golfo de Vizcaya entre 1950 y 1990. Concretamente los científicos han datado y analizado varias relaciones isotópicas del esqueleto de una colonia del coral de profundidad Madrepoura oculata recogida en el golfo de Vizcaya y las dataciones de isótopos de torio/uranio del esqueleto de aragonito, han permitido situar su nacimiento en el año 1950 aproximadamente.
En este contexto, se han datado también las distintas ramificaciones de la colonia y se ha conocido que el ejemplar ha ido creciendo a un ritmo de 4,2 milímetros año, un resultado que coincide con el rango de valores obtenidos previamente para esta especie, a partir de experimentos en acuarios realizados por Orejas y colaboradores en 2008 y 2011.
Asimismo, la relación molar litio/magnesio ha hecho posible conocer la temperatura del agua durante el periodo de crecimiento del coral, el análisis del isótopo de carbono-14 ha ofrecido información sobre los patrones de ventilación de las masas de agua, y el de los isótopos de neodimio ha permitido conocer el origen de estas masas de agua.
De esta manera, se ha podido reconstruir la temperatura y la dinámica de las masas de agua durante los años en que vivió la colonia de Madrepora oculata en el golfo de Vizcaya a unos 700 metros de profundidad.
La temperatura en la termoclina varió aproximadamente 1 grado centígrado con una periodicidad de una década, cambios que coinciden con los registros de temperatura del agua superficial en el mismo periodo. También la ventilación, medida por la distribución del carbono-14, presentó oscilaciones periódicas, más o menos cada 12 años.
Además se detectó un aumento repentino del carbono-14 que los científicos han asociado con las pruebas termonucleares realizadas en los años 60 y que apareció a 700 metros de profundidad tres años después que en superficie.
Estas oscilaciones y el rápido registro del pico de carbono-14 a media profundidad sugieren una fuerte mezcla en invierno entre las masas de agua superficial e intermedia a escala de decenas de años.
Por otra parte, los resultados de los análisis de los isótopos de neodimio ponen de manifiesto la existencia de periodos de aumento en la advección hacia el norte de aguas temperadas, especialmente a finales de la década de los 50 e inicios de la de los 60, 70 y 80.
Estas aguas templadas probablemente provienen de masas de agua a media profundidad del giro subtropical y el mar Mediterráneo. La combinación de los diferentes análisis llevados a cabo en este trabajo, muestran que la variabilidad atmosférica del Hemisferio Norte --como es el caso de la Oscilación del Atlántico Norte-- conduce cambios no solo en la termoclina, sino también en los patrones de advección de las masas de agua a media profundidad en el golfo de Vizcaya.
Fuente: ECOticias
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