La lluvia está aguando también la labor de los ganaderos. Por ejemplo, David Martínez, de Riberas, aún no ha podido sembrar el maíz con el que prevé alimentar al ganado el próximo invierno. «Todo está atrasado. El maíz ya tendría que haberse sembrado a principios de mayo», explica. Este cereal es de gran importancia para las reses. «Es un gran alimento», enfatiza.
Por ahora, las previsiones meteorológicas apuntan a que la siembra se retrasará aún más. Algunas explotaciones incluso están pensando en no sembrar ya. «La tierra está muy mojada. En la vega aún se podrá plantar un poco más adelante porque es terreno que drena fácil, pero en las tierras del interior sería indispensable que no se atrasase más la siembra», matiza. «Un saco de unas 50.000 semillas de maíz cuesta entre 100 y 120 euros. A todo esto cabe sumar el abono, que es muy caro», precisa el ganadero, dando a entender la trascendencia que tiene aclarar cuanto antes las perspectivas de la sementera.
La lluvia no sólo ha afectado a la siembra del maíz. La recogida del vallico también se ha visto perjudicada. «No para de llover y tampoco se pudo enrollar el vallico que hay en las tierras, para eso es necesario que haya menos humedad», explica. La hierba abunda, pero las constantes precipitaciones impiden su aprovechamiento. «Se puede utilizar como pasto, pero no para recogerla y emplearla en invierno», afirma el ganadero, quien prosigue señalando que «esto es como una cadena: si algo se atrasa, luego lo vas arrastrando el resto del año».
fuente lne
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