La superficie forestal de Cantabria ha aumentado un seis por ciento en la última década, pasando de 359.458 a 363.793 hectáreas, que cubren más del 68 por ciento del territorio, muy por encima del 55% de media en España.
Sin embargo, el territorio dedicado al uso agrícola supone el 26 por ciento de la superficie, un porcentaje bastante inferior al 42 por ciento de la media del territorio español.
Por otra parte, los porcentajes de superficie pertenecientes a uso artificial (ciudades, carreteras, minería, etcétera, con un 4,06 por ciento del territorio, y al agua, con el 1,01 por ciento, son en ambos casos superiores a la media estatal situada en el 2,42 por ciento y el 0,78 por ciento respectivamente.
Son datos del cuarto Inventario Forestal Nacional en las Comunidades Autónomas de Asturias, Baleares, Cantabria y Murcia, que ha publicado el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, que recogen los datos obtenidos tras el estudio de la evolución de los bosques a través de diversos parámetros que permiten conocer cuánto crecen, tanto a nivel individual como de masa, su estructura, distribución espacial y evolución a lo largo del tiempo.
El inventario de Cantabria también señala que desde el último informe forestal, realizado hace una década, hasta la fecha, la superficie arbolada en la región se ha incrementado en un 21 por ciento, mientras que la superficie desarbolada ha disminuido un 10 por ciento.
Ha aumentado especialmente el número de árboles pequeños, el futuro de los bosques, que ha pasado de cerca de 183 a 202 millones. También crece, aunque en pequeña proporción, tanto el número de árboles mayores, como su volumen, siendo actualmente de 141 millones de árboles con 27,5 millones de metros cúbicos.
En este nuevo ciclo del Inventario Forestal Nacional se han introducido parámetros nuevos que ofrecen una perspectiva del estado de la biodiversidad forestal.
Entre ellos están la presencia de especies amenazadas o invasoras, el conocimiento de la madera muerta (uno de los cinco depósitos que definen el estado de sumidero de los bosques frente al CO2 atmosférico y hasta ahora poco conocido), o la presión de los grandes herbívoros a través de la medición del ramoneo de las plantas.
Para ello, en las publicaciones se incluye un estudio sobre los usos del suelo, analizando la distribución forestal y no forestal; la evolución de la masa forestal y las formaciones forestales arboladas en cada una de las comunidades autónomas.
También se ofrece información sobre la biodiversidad forestal de cada una de las regiones, el estado fitosanitario del monte arbolado; la valoración económica de la superficie forestal; la biomasa arbórea y la fijación de carbono; así como la propiedad de la superficie forestal y la protección del medio, analizando la Red Natura 2000 y los Espacios Naturales Protegidos.
La actual metodología permite adaptar la información a los nuevos condicionantes demandados por la sociedad y los organismos internacionales que solicitan información actualizada como Forest Europe y el informe quinquenal de la FAO sobre la evaluación de los recursos forestales en el mundo.
fuente ecoticias
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