A simple vista no se percibe la tensión. Un observador desprevenido que recorra los campos chilenos encontrará poco movimiento. Es el llamado receso invernal, en que las máquinas se guardan a la espera de la época de siembras de los cultivos anuales, que parte en septiembre.
Sin embargo, la actividad de los agricultores está en uno de sus momentos peak del año. Reuniones con colegas, visitas a proveedores de insumos y negociaciones con los bancos. Todo con un mismo objetivo: definir qué y cuánto deben sembrar de trigo, cebada, avena, maíz o arroz.
Una mala decisión puede sentenciar desde la partida todo un año de trabajo. Por eso es tan vital leer las señales del mercado. Y en este momento vaya que hay novedades.
Mientras que el maíz vive un momento amargo, por el fuerte aumento de la producción en el Hemisferio Norte, en el resto de los cultivos anuales hay tranquilidad. El trigo muestra un horizonte de precios estable y dentro de rangos positivos para los agricultores. La cebada y la avena se benefician no solo de buenos precios, sino que también de una incipiente agricultura de contrato, que está reescribiendo las reglas del juego en la agricultura del Biobío al sur.
La estabilidad proyectada también se basa en la salida de capitales especulativos de la Bolsa de Chicago, el principal mercado donde se transan el trigo y el maíz, hacia mercados con mayores posibilidades de ganancias.
Sin embargo, el mayor cambio para la temporada 2012-2013 no viene del mundo productivo, sino de las finanzas. La súbita alza de las últimas semanas del dólar inyecta optimismo a todos los agricultores. Claramente, los mínimos de $470 del pasado abril, distan mucho de las nuevas proyecciones que hablan de un dólar a $510 para fin de año.
Este año, el mejor aliado de los agricultores será el nunca bien ponderado Tío Sam.
Trigueros alegres
Marcelo Hofmann terminó de sembrar los últimos trigos de invierno la semana pasada en las cercanías de Osorno. En agosto partirá con los de primavera. Su proyección es llegar a las 2.200 hectáreas, equivalente a casi el uno por ciento de toda la superficie de ese cereal en Chile.
“Si no pasa nada extraño con el clima, este va a ser un buen año para el trigo”, lanza Hofmann.
Los trigueros tienen varios elementos a su favor. La semana pasada el Usda sacó su última proyección de producción indicando un crecimiento de 6% en la producción, similar al aumento esperado de la demanda. Todo ello indica que el stock de enlace subirá 0,8% respecto del año pasado.
El mercado de la Bolsa de Chicago reaccionó con una ligera alza de 3% en los futuros a diciembre de este año, comparados con el precio actual.
Otro factor positivo para los trigueros es el bajón productivo de Argentina. A causa de la aplicación de retenciones a las exportaciones, la producción de trigo se ha contraído, desplazado por la producción de soya. De hecho, mientras la tonelada del cereal en Estados Unidos ronda los US$ 270-280, dependiendo de las características del commodity, en Argentina se llegó a cotizar a US$ 480 la tonelada la semana pasada.
“Eso es un tremendo alivio para nosotros, pues simplemente los argentinos no tienen trigo para enviarnos y competir en el mercado chileno”, afirma Marcelo Hofmann. Con la variable trasandina despejada, todo apunta a niveles de precios en Chile similares a los de la cosecha anterior, entre $16.500 y $16.800, un nivel considerado bueno por los productores.
A favor juega que los costos se encuentran en niveles similares a los de 2012-2013, mientras que los costos se mantienen estables. Entre los trigueros se estima que este año se requerirá de una inversión de cerca de $800 mil por hectárea para un productor que apunte al alto rendimiento.
Ese favorable panorama, sin embargo, no significa que aumentará en forma significativa la superficie chilena.
El principal freno es que, la avena y la cebada, que se usan en la rotación triguera, también están con buena demanda, lo que limitará la superficie disponible.
0,8% aumentaría el stock mundial de enlace según el Usda, lo que asegura estabilidad en los precios.
Repunta la remolacha
Rápida y nada de furiosa. Así fue la negociación para esta temporada entre Iansa y los productores de remolacha, que duró tres semanas y en la que ambas partes dicen haber quedado tranquilas.
El precio se mantuvo en US$ 60,5 la tonelada limpia, pese a que los valores internacionales del azúcar han mostrado una tendencia a la baja, mientras que el rango mínimo de precio subió desde US$ 56,2 la tonelada, a US$ 58,5.
Junto a esto, los productores destacan haber conseguido mejores condiciones para el financiamiento en la compra de insumos, fertilizantes y semillas, con plazos libres de intereses hasta el 1 de diciembre, lo que en otros años había sido, como máximo, hasta el 1 de septiembre.
La expectativa de un alza en el tipo de cambio a nivel local es el factor que definirá el futuro de los remolacheros. Esto porque, al igual que el año pasado, la empresa ofreció un contrato en dólares con la opción de fijar un valor en julio o en agosto, o de llegar a la cosecha sin predeterminarlo.
El presidente de la Federación Nacional de Productores de Remolacha (Fenare), Jorge Guzmán, proyecta que si en esas fechas la divisa está entre los $505 y los $510 -niveles que se han observado durante la semana pasada- la mayoría se va a “asegurar” con un contrato fijo que, de cerrarse en esos niveles, sería similar al que tomaron en 2012, de $505.
Luego de una caída de más de 7% en la superficie sembrada para la temporada 2012/2013, que sumó 18 mil hectáreas, tanto Iansa como los productores esperan un repunte hasta las 20 mil hectáreas.
A eso se suma el pronóstico de una mayor producción. El gerente agrícola de Iansa, Álvaro Prieto, dice que prevén un rendimiento promedio de 102 toneladas por hectárea para este año, frente a las 98 toneladas obtenidas en la temporada pasada, mientras que Guzmán espera estar en torno a las 100 toneladas.
“Vamos en 50% de avance en cosecha y hay muchas superficies terminadas, lo que hace pensar que así va a ser”, comenta Guzmán.
US$ 60,5 fue el precio por tonelada limpia que acordó Iansa con los productores.
Lenta caída arrocera
Históricamente, el rubro arrocero fue uno de aquellos en los que había más tensión entre productores y procesadores. Sin embargo, el ingreso de Carozzi al rubro y la llegada de la brasileña Camil a la propiedad de Tucapel mejoraron notablemente las relaciones. Tanto, que lograron ponerse de acuerdo en pautas de pago transparentes y asociadas a los precios de importación. “Lamentablemente, la rentabilidad sigue complicada, pues tiene altos costos, especialmente en el uso del agua”, afirma Alberto Gatica, arrocero de Retiro.
A nivel externo se augura una producción estable en los principales exportadores, Tailandia, Vietnam y Filipinas.
Con 700 ha, Gatica es uno de los mayores productores en el país. Sin embargo, cree que a pesar de que las principales variables del negocio a nivel mundial se mantienen similares a 2012 y que los precios en Chile no deberían tener grandes cambios, la superficie nacional disminuirá de las 22.000 ha de 2012-2013 a 20.000 ha en 2013-2014. La explicación está en que para regar una hectárea de arroz se necesitan 1,5 litros por segundo, y una de viñedos solo requiere 0,4 litros.
20.000 hectáreas de arroz se proyectan para este año agrícola.
Raps estable
El panorama para el raps viene firme en cuanto a precios y con una leve disminución en la superficie sembrada, que estaría en torno a 38 mil hectáreas, después de aumentar casi 25% esta temporada. Esto, debido a que algunos productores habrían emigrado a la avena, que tuvo mejores precios el año pasado y que, en relación al raps, tiene un menor costo de siembra.
El gerente general de empresas Agrotop, Alex Strodthoff, explica que el precio del aceite de raps -que se mueve en línea con los valores internacionales del aceite de soya- podría tener una leve tendencia a la baja, ante una mayor producción de aceite de palma. Sin embargo, dice que la compañía está dando la opción de cerrar contratos con precios en pesos, para lo cual toman posiciones en bolsas de commodities a futuro y forwards de tipo de cambio para los agricultores.
Si el foco de virus ISA que se detectó hace unos meses en Aysén en algunas piscinas de salmones -para los que el aceite de raps forma parte de la dieta- afectaría al precio, lo descarta y asegura que tendría que producirse un descalabro muy grande en esa industria como para notarse.
38 mil hectáreas sumaría la superficie de raps, menos que en la temporada anterior.
Mayor oferta de avena
Con los buenos resultados que ha mostrado esta temporada y la anterior, la avena se ha convertido en un cultivo cada vez más atractivo, especialmente en la Novena Región, de la cual es el segundo producto más exportado, luego de la celulosa.
Debido al aumento que registró la superficie sembrada -de 25%, lo que equivale a casi
siete mil hectáreas adicionales, sumando alrededor de 127 mil hectáreas- se espera un aumento en la oferta y, como consecuencia de eso, un leve descenso en los precios.
Alex Strodthoff, de Agrotop, proyecta un precio de entre $110 y $130 por kilo para la temporada que viene, por debajo de los $130 pagados en la cosecha anterior. Esto no solo se explicaría por la mayor oferta local, sino también por una tendencia a la baja en los precios internacionales.
“La avena se correlaciona muy bien con el maíz, porque más del 70% de la producción en países como Canadá se destina al forraje, al igual que el maíz. Si este último llegara a subir, es probable que la avena también lo haga, y viceversa”, comenta Strodthoff.
Un cálculo un poco más optimista hace el director nacional de Odepa, Gustavo Rojas, para los precios a nivel local. Estima que tendrán un alza de entre 4% y 5% en la próxima temporada, llegando a un valor que fluctuará entre $11.500 y $13.500 por quintal.
Para la cebada, en tanto, Rojas espera una nueva reducción en la superficie de siembra, que ya bajó 10% en la última temporada. Aunque no tiene clara la razón exacta de la disminución, plantea que “solo se usa para hacer cerveza y, probablemente, lo que está pasando es que la industria está trayendo cebada malteada de otras partes”.
A nivel externo, las perspectivas para este cultivo apuntan a que debería seguir una tendencia similar a la que muestren los precios del maíz y el trigo, porque más del 75% de la cebada del mundo se cultiva con fines forrajeros. Sin embargo, el bajo nivel de stocks de este cultivo podría producir presiones al alza en los precios, especialmente si se generaran problemas climáticos en otros países.
$110 y $130 es el rango de valores que estima Agrotop para el kilo de avena.
Maíz complicado
“Tal como está la situación, el maíz vivirá una situación compleja. Los productores quedaron con un mal sabor de boca en la temporada que recién terminó, y las perspectivas para la actual no son las mejores. Eso sí, hay que tener en cuenta que uno como agricultor está muy especializado en este cultivo, por lo que es difícil hacer cambios muy bruscos en superficie de un año a otro”, reclama José Fabres, maicero de Chimbarongo.
El malestar de Fabres está extendido entre los productores de ese grano. Las expectativas de buenos precios en la cosecha recién pasada, por la sequía en el el Medio Oeste de Estados Unidos, tropezaron con una caída de las cotizaciones internacionales.
El resultado es que con suerte el kilo de maíz llegó en la última cosecha a $130 el kilo en las cercanías de Rancagua, mientras que en la sureña Los Ángeles llegó a solo $115 por kilo.
Las últimas proyecciones del Usda hablan de que la producción mundial debería subir 13% en 2013-2014, lo que dejaría el stock de enlace 22% más alto que el año pasado.
El mercado de Chicago reaccionó a la baja, con una caída promedio de 13% en los futuros a marzo de 2014, respecto de los precios de marzo de 2013.
“Entre junio y julio estamos en los meses llamados de ‘precios climáticos’, porque lluvias excesivas o sequías pueden alterar la cosecha del Hemisferio Norte. Sin embargo, se parte de una situación más compleja de precios, en que tendremos los mayores stocks mundiales en los últimos 13 años”, afirma Eduardo Meersohn, gerente general de Cotrisa.
De hecho, entre los analistas norteamericanos se destaca que la lluvia de la semana pasada en el “Cinturón Maicero” podría provocar una baja de 4 por ciento en la superficie proyectada por el Usda.
Aunque todavía falta para el inicio de la siembra de este grano en Chile, que parte luego de las Fiestas Patrias, la percepción entre los productores es que habrá un retroceso en la superficie maicera chilena para 2013-2014.
“Este año habrá un incentivo muy grande para pasarse a rubros como los frutales. Me gustaría ver una actitud más decidida de la autoridad frente a como operan los poderes compradores en Chile”, remata José Fabres.
13% a la baja se cotizan los futuros del maíz a marzo de 2014.
El dólar será protagonista
Todo apunta a que el dólar tendrá un rol protagónico esta temporada. Esto porque, pese a los menores precios que se vislumbran en el escenario internacional, un tipo de cambio más alto a nivel local puede compensar parcial o totalmente esa caída y, de paso, devolver la tranquilidad a los productores.
A diferencia del resto de las economías del mundo, el comercio agrícola chileno es totalmente abierto a las importaciones. Es por eso que los poderes compradores establecen sus pagos atados al dólar como forma de mantener su competitividad internacional, ya sea de insumos para la producción de pollos, en el caso del maíz, o de salmones, en el caso del raps.
Mientras que el último día de transacciones de 2012 el dólar quedó en $478,6, con los cambios de los últimos días se proyecta un nivel de $510 para fines de 2013. Si se consideran esos dos números, un mismo precio en dólares podría traducirse en un alza de 6,6% al traspasarlo a pesos.
En una hectárea de remolacha, por ejemplo, esta diferencia significaría casi $200 mil más.
La Reserva Federal de Estados Unidos fue la que dio vuelta la tortilla, al anunciar la semana pasada que comenzará a retirar sus medidas de estímulo a fines de este año.
El jefe del departamento de estudios de ForexChile, Sergio Tricio, cree que “en general, el panorama para el dólar es alcista y solo podría mitigar este repunte una recuperación importante del cobre o una desaceleración de la economía chilena menor a la esperada”.
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