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AGRO20 EL SALVADOR País perdió $374 millones en alimentos en últimos 15 años

Casi $400 millones en cosechas de granos básicos y café ha perdido el país en los últimos quince años a causa de fenómenos climatológicos y plagas. Un sistema de alerta temprana y un sistema de almacenamiento, de acuerdo con analistas, podría contribuir a reducir el impacto de fenómenos como El Niño, que desde que inició el nuevo milenio se produce anualmente.

Solo en el último lustro el país ha perdido $262.2 millones en maíz, frijol, arroz y café con las tormentas tropicales Ida ($27.5 millones), en 2009; Agatha ($11.4 millones), en 2010; la depresión tropical 12-E ($105.3 millones), en 2011, seguida de la sequía de 2012 ($38 millones) y la plaga de roya de este año ($80 millones).

Los daños ocasionados por el cambio climático junto a la escasa capitalización han provocado un estancamiento en los rendimientos de los principales cultivos de Centro América, aseguró la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su estudio "La economía del cambio climático".

La mayor pérdida de alimentos que ha vivido El Salvador a causa de un fenómeno natural fue la registrada con el huracán Mitch ($112 millones) seguida de la depresión tropical 12-E ($105.3 millones).

El cambio en la ocurrencia del fenómeno de El Niño ha impactado al sector agrícola. En la década de 1990 este ocurría cada dos años, cincuenta años atrás cada cuatro; pero a partir de 2000 se presentó anualmente, de acuerdo con datos proporcionados por la APA.

Si bien Óscar Albanés, director ejecutivo de la organización agrícola, explicó que no se puede prever un huracán o una tormenta tropical, el impacto de las condiciones climáticas sí se puede reducir con un sistema de alerta temprana.

Actualmente el Sistema Nacional de Emergencia Territorial (SNET) y el Departamento de Economía Agropecuaria del Ministerio de Agricultura y Ganadería son las dos dependencias encargadas de monitorear las condiciones de clima y su impacto en el sector; sin embargo, no proveen de información especializada a los productores, dijo.

Para Albanés, cuando existe un sistema de alerta temprana se pueden tomar mejores decisiones para mitigar el impacto de los fenómenos.

La plaga de roya, por ejemplo, fue advertida extraoficialmente el año pasado por el gremio cafetalero; sin embargo, fue reconocida meses después por el Ministerio de Agricultura. Ahora, el país tendrá su peor cosecha en 30 años.

Otras deficiencias

Los alimentos en El Salvador no solo se pierden como consecuencia de las catástrofes naturales, la falta de un sistema de almacenamiento también provoca que cosechas que podrían llegar a la mesa de algún salvadoreño terminen en la basura.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) asegura que mientras en los países desarrollados la comida se desperdicia en la fase de consumo, en las naciones de ingresos bajos los alimentos se pierden principalmente durante la etapa de siembra, poscosecha y procesamiento.

Las lluvias, las plagas y las sequías han costado en promedio $374.2 millones; pero el cálculo del desperdicio por la falta de silos, por el mal empleo de los insumos agrícolas o la falta de estos es más difícil.

Amy Ángel, gerente de Medio Ambiente y Agricultura de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), sostuvo que "sin un buen manejo poscosecha, los granos pueden tener pérdidas arriba del 30% -especialmente si son atacados por insectos-".

El tratamiento del que Ángel habla no se refiere solo a silos de almacenamiento, incluye maquinaria de secado y aparatos desgranadores, entre otros.

Albanés calcula que dentro de esas pérdidas -que él estima entre el 20 y el 40% de lo producido-también tiene impacto el mal empleo de insumos agrícolas.

La incapacidad de procesar perecederos aumenta los desperdicios. Ángel cuestionó la cantidad de mango que se pierde durante esta época.

La FAO añade que la recolección prematura de los alimentos también incide en su pérdida, pues estos tienen menor valor nutritivo y económico y pueden desperdiciarse si no son adecuados para el consumo. Además recomienda que para preservar alimentos perecederos los gobiernos deben mejorar la infraestructura de caminos, el suministro de energía y las instalaciones de los mercados. Los desperdicios de verduras y frutas que tapizan las calles aledañas a los mercados después de una jornada de venta es el mejor ejemplo de la cantidad de alimentos que se pierden por un mal manejo en las etapas posteriores a la cosecha.

Se hizo una solicitud de información al MAG sobre la iniciativa de construir silos y sobre las pérdidas de alimentos ocasionadas por fenómeno climáticos; sin embargo, tras semanas de insistencia no se obtuvo respuesta.

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