Investigadores de la comunidad Valenciana, región en la que se encuentra la mayor producción de cítricos del territorio nacional, han determinado, a través de un estudio que se puede mantener el volumen de producción de naranja, concretamente de la variedad navelina, aplicando un riego deficitario. De esta forma, se consigue a su vez reducir el coste de producción ahorrando un 20% de agua de riego durante la campaña. El proyecto desarrollado por los departamentos de Ingeniería Rural y Agroalimentaria y Física Aplicada de la Universitat Politécnica de Valencia, de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural, de la UPV se centró en la aplicación de Riego Deficitario Controlado (RDC) en las explotaciones en las que se cultiva navelina. Este estudio, que contó con la financiación de Técnicas Valencianas del Agua (Tecvasa) y la Generalitat Valenciana, se llevó a cabo durante cinco campañas consecutivas.
El Riego Deficitario Controlado consiste en reducir el aporte de agua en aquel momento en que el cultivo es menos sensible al déficit hídrico, regando normalmente el resto del año. Los investigadores de la UPV compararon los efectos de dos tratamientos RDC con un Control regado con dosis no limitante, evaluando parámetros como la producción total, la calidad de la fruta y el crecimiento vegetativo de los árboles. También se controló el estado hídrico de la planta, relacionándolo con la variación en el contenido de humedad en el perfil del suelo medido con sondas FDR (Frequency Domain Reflectometry).
Pablo González, investigador del proyecto sobre el Riego Deficitario Controlado, explicó que el objetivo final del mismo fue determinar que «con la aplicación de una mínima dosis de riego en el cultivo de esta variedad de naranja y la forma de distribuirla durante la campaña, se puede conseguir una producción similar en relación a la implementación de un riego tradicional, y de esta manera, reducir el consumo de agua en la plantación». Asimismo, añadió González, «queríamos conocer los umbrales de potencial hídrico y de contenido de humedad en el suelo que no es recomendable sobrepasar para no afectar a la producción ni a la calidad de la cosecha».
El trabajo les ha permitido a los investigadores constatar que «es preferible aplicar un riego deficitario en verano a un riego convencional, ya que prepara a los árboles para aprovechar mejor los recursos, y no afecta a la producción ni a la calidad de la cosecha». Al respecto, Pablo González detalló que «el nivel de restricción que, en la práctica, es posible establecer en verano sin que lleguen a producirse efectos adversos, corresponde a la reducción del 50% de la dosis de riego, desde mediados de julio a principios de septiembre, siempre que se riegue normalmente el resto del año. Este manejo garantiza una buena calidad de la cosecha y la mayor producción, con el mínimo gasto de agua, y además, se puede aplicar de una forma sencilla».
En el transcurso de la consecución del estudio los expertos han logrado determinar diferentes variables aplicadas al riego que mejoran la obtención del producto, e inciden, a su vez, en la optimización de los recursos hídricos. Así, en Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural, aseguraron que el estudio permitió comprobar que «es posible determinar el estado hídrico de la planta a partir de ciertas variables climáticas y la humedad en el perfil del suelo determinada con las sondas FDR. Esta relación permite ajustar automáticamente y de forma precisa la dosis de riego».
Los tratamientos aplicados dieron lugar sistemáticamente a producciones superiores a las conseguidas mediante el riego convencional, «aunque las diferencias solo fueron significativas en dos de las cinco campañas, y todo ello con dotaciones de agua notablemente menores, de entre el 12 y el 27%, con un ahorro medio de agua del 20% de agua», aseveró responsable de la investigación.
Fuente: ideal.es
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