En marzo, tras meses de negociaciones, parece que ganaron Tony DiMare y otros partidarios de la industria tomatera de Florida. Sostuvieron ante el Departamento de Comercio de Estados Unidos que los tomates mexicanos estaban entrando en el mercado estadounidense con precios tan absurdamente bajos, que los productores estadounidenses no podían competir. Tras tensas discusiones en las que se habló de que la reacción en cadena de la guerra del tomate podría perjudicar las exportaciones de EE. UU. a México, se llegó a un acuerdo.
Se aumentaron los precios de los tomates mexicanos y los Gobiernos de EE. UU. y México prometieron más control.
Según DiMare, presidente de Florida Tomato Exchange, un grupo de presión, no es suficiente: "No estamos satisfechos". DiMare es también el vicepresidente de DiMare Co., un negocio de producción con 85 años de historia, considerado uno de los mayores productores de tomates del país y que tiene fincas y plantas de embalaje en California y Florida, con fincas en Hillsborough y una planta y oficinas en Ruskin.
DiMare, quien asistió a tres reuniones con el Departamento de Comercio para negociar, dice que ha contactado en varias ocasiones con la agencia después de que anunciaran los resultados para expresar su "descontento y preocupación por lo que se había creado con este acuerdo".
DiMare dice que el nuevo acuerdo crea un resquicio legal donde los agricultores mexicanos pueden cultivar tomates en invernaderos (que tienen un precio de venta más elevado) pero etiquetarlos como cultivados a cielo abierto (que se venden a unos 10 centavos más baratos por cada medio kilo). Añade que no debería existir diferencia de precios entre las cosechas de verano e invierno, diferencia que existe actualmente. Está molesto porque, según él, el Gobierno estadounidense jamás se ha molestado en averiguar cuáles son los costes de producción de los agricultores mexicanos, por lo que se desconoce si el aumento de precios al que se llegó en el acuerdo es suficiente.
No obstante, los productores y defensores mexicanos aseguran que el responsable no es el precio, sino el sabor. Al menos un 60 % de los tomates de Florida se cultivan para la industria de la comida rápida.
"México no es el problema. El problema es que [Florida] no ha evolucionado. [...] Se han convertido en irrelevantes en el mercado", dijo Martín Ley, portavoz de los productores mexicanos y directivo en la importadora mexicana de tomates Del Campo, en una entrevista paraTampa Bay Times en noviembre.© 2024 Creado por AGRO 2.0. Tecnología de
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