La Permacultura devenida contracción de dos palabras, cultura y permanente, tiene sus orígenes en la década del 70 del siglo XX en Australia, con el objetivo de diseñar asentamientos humanos con soberanía alimentaria.
Este proyecto incluye diferentes diseños bioclimáticos, en beneficio de la vivienda de los productores, del ahorro de energía a partir de uso de tecnología eficiente, como el biogás, así como de la relación hombre-naturaleza, en aras de fomentar acciones que contribuyan a mantenerla, enriquecerla y aprovecharla.
Esta práctica está sustentada en principios básicos, a favor de cuidar la tierra como planeta, proteger lo vivo y lo no vivo, y analizar beneficios y perjuicios, antes de acometer alguna modificación en la naturaleza.
La Permacultura busca satisfacer las necesidades humanas básicas, espirituales y ambientales, pero con el propósito de que el hombre construya sus viviendas sin afectar el ecosistema.
Con una óptima aplicación de esta iniciativa, los productores trabajan para evitar contaminaciones, utilizando materia orgánica y disminuyendo el uso de productos químicos, acciones que permiten laborar la tierra con bases agroecológicas.
En el ámbito internacional, la Permacultura se emplea en más de cien países y cuenta con unos cinco millones de seguidores, interesados en conservar los recursos y en la recuperación de ecosistemas degradados.
En Cuba la Permacultura se introduce en la década de los años 90 del pasado siglo tras la visita que hiciera a la isla una brigada de Solidaridad Australiana, cuyos integrantes decidieron mostrar ese principio a partir de la capacitación en el diseño de huertos urbanos, aplicando los principios y métodos de esta técnica
Los primeros proyectos comenzaron en 1994, los que asume la fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, creándose filiales en las provincias, de La Habana, Sancti Espíritus, Cienfuegos, Santiago de Cuba, Matanzas, Pinar del Río y Camagüey donde se aplica la Permacultura como un diseño de habilidades humanas sostenible mediante el seguimiento de los patrones de la Naturaleza.
La Fundación desarrolla acciones de asesoría desde hace algunos años para conformar patios y granjas ecológicas con el objetivo de producir alimentos, abastecer de energías, organizar estructuras sociales y hasta el diseño de paisajes naturales que ofrezca al ser humano una vida sana
Sistemáticamente unos 30 productores que aplican esta técnica en los municipios agramontinos de Camagüey y Najasa, sostienen intercambios con los de Sancti Espíritus, reconocidos entre los de mayor experiencia, ocasión en que realizan talleres prácticos en las fincas donde se trabaja mediante esta técnica.
La estrategia está encaminada a la introducción de biodigestores, molinos de viento, baños secos, el aprovechamiento de las aguas mediante el reciclaje, para su uso en múltiples tareas, captación de agua de lluvias, cerrar un ciclo de nutrientes y nunca negar el desarrollo científico.
En las fincas de los productores que utilizan este método de producción y desarrollo, se aprecian filtros de aguas grises, las que procesan para su reutilización, la preparación de secaderos solares y calentadores de agua y sobre todo las enseñanzas de como vivir ante los cambios climáticos.
También en esos entornos productivos, el hombre utiliza los basureros y desechos de cosechas para producir compot, el que utilizan como abono.
Al intercambiar con la Ingeniera Rosario Camejo, presidenta de la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA) en Camagüey, organización que acompaña a los productores en la aplicación de la Permacultura, precisó que esta técnica es el diseño de hábitats humanos sostenibles y sistemas agriculturales, que imita las relaciones encontradas en los patrones de la naturaleza.
Permacultura es también cultura permanente, agregó, pues es la modalidad de la producción agrícola que se sustenta en el uso intensivo del espacio para la producción de alimentos durante todo el año, o sea, permanentemente.
Se basa en principios fundamentales de la agricultura sostenible como son la utilización de pocos insumos, la ausencia de aplicación de productos químicos y su sustitución por biofertilizantes y bioplaguicidas y la obtención de altos rendimientos por área.
En Cuba, destacó la Ingeniera, el programa de la agricultura urbana asociado a la creación de organopónicos y huertos intensivos en las ciudades es una forma muy eficiente de la Permacultura, que es una agricultura eminentemente ecológica.
fuente cadenagramonte
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