Ahora puede decirse que la reina de las frutas emprendió el camino de la recuperación, con crecimientos en las últimas cosechas luego de que la producción disminuyera de 30 mil 231 toneladas (cifra récord), en el año 1991, a solo 207 en el 2007, la más baja de su historia.
Los tiempos difíciles hicieron mella en ese cultivo, entre los más exigentes de la campiña cubana en cuanto a las atenciones culturales que reclama. También se unieron los problemas organizativos, el déficit de la fuerza laboral que emigró hacia otras empresas y la falta de posturas.
En aquellos momentos se pensó que la biotecnología en el territorio solucionaría esta última dificultad y daría un vuelco rápido y definitivo al panorama, con la producción masiva de vitroplantas, algo que todavía no se ha materializado pese a los reiterados esfuerzos por parte de los científicos del centro de bioplantas avileño, institución que aún no ha podido dar respuesta al programa de recuperación.
Ante esa realidad, los cosecheros se vieron obligados a traer de otras provincias hijos de Española roja, algo que nadie hubiera imaginado y, mucho menos, que importaran desde un país centroamericano clones de MD-2, al parecer la piña destinada a imperar en los campos avileños.
NUEVA VARIEDAD DE PIÑA Y OTRA MENTALIDAD
En el rescate de "la reina" tuvo que intervenir la Empresa Agroindustrial de Ceballos, una de las mejores entre las de su tipo en la provincia, con sobradas razones y arcas, para encarar la transformación.
"Si no hubiera sido por ella, no quedara una sola mata de piña en estos campos", precisa Julián Goris Aguilera, el sembrador más reconocido en la zona piñera de la provincia, donde se expande la MD-2.
Plantas de la nueva variedad, nacidas en Cuba, pueblan los campos en desarrollo.
Sin embargo, el director de la entidad agroindustrial, Nelson Paz Fernández, con más de 40 años de experiencia en el sector agrícola, prefiere hablar de nuevas estrategias, lideradas por un programa de desarrollo bien concebido, iniciado en el 2008 y en el cual también interviene la máxima dirección del Partido y del Gobierno en Ciego de Ávila.
"Hoy tenemos más de 400 hectáreas y pretendemos llegar a las 2 000 en el 2018, un reto que estamos en condiciones de cumplir, con la diversificación de los productores, que suman más de 90 en 23 Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS) en casi todos los municipios.
"La llegada de esta nueva variedad de MD-2, llamada también reina de oro, abrió otros horizontes, incluso, permitió elevar la producción a más de 3 600 toneladas en el 2012, la mayor cifra de los últimos nueve años, y exportar las primeras 400 toneladas, algo que no ocurría desde hacía más de medio siglo".
Reynaldo de Ávila Guerra, jefe de la brigada de producción de piña, explica que esa variedad, mucho más demandada en el mercado nacional e internacional, también contribuyó al rescate de la disciplina en los campos, algo que se había perdido.
"El cultivo es muy exigente, desde la preparación de tierra hasta la cosecha. Hemos rescatado la subsolación para mejorar el drenaje, y la nivelación de los terrenos con land plane, además del correcto empleo del fertilizante, del riego, los pesticidas y herbicidas a las 57 hectáreas que tenemos en diferentes fases".
Criterios cosechados a punto de mediodía, mientras el grupo de hombres sembraba nuevas áreas, validan la realidad de la recuperación.
"Si no hubo piña no fue porque nosotros dejáramos de plantarla", reafirma Goris, quien lleva 22 años en el oficio. La misma idea comparte Eliécer Núñez Estrada —diez años en la actividad. Ambos coinciden en que sembrar un surco por "dos pesos, como sucedía antes, no es lo mismo que hacerlo por 15, que es lo que ganamos ahora, pero ni en los peores momentos abandonamos la actividad", sonríen mientras se alejan encorvados, a golpe de piocha.
"Esas que usted ve ahí son hijas de nuestros propios piñales de MD-2, que en algunas áreas han llegado a rendimientos de hasta 107 toneladas por hectárea, superior al de la Española roja, que jamás sobrepasó en estas tierras las 25 toneladas.
"En los inicios importamos un millón 700 mil 000 posturas, pero no hemos tenido necesidad de volver a hacerlo", aclara Reynaldo, quien asegura que en ese imperio de trabajo tienen el mismo valor Goris, el sembrador; Osmey, el especialista en agrotecnia, que Osmara o Misnelys, quienes se encargan de cubrir la retaguardia en el comedor. "Todos tienen su labor bien definida", afirma.
LA tradición DE LA ESPAÑOLA ROJA
Todavía la Española roja lidera, con 368 hectáreas, la carrera hacia la recuperación, pero en unos años cederá el primado a su similar MD-2. No obstante, varios campesinos prefieren cultivar la primera por su rusticidad y porque la conocen al dedillo.
"La MD-2 es un enigma", afirma Ovidio Hernánez Amador (Billito), de la CCS José Luis Tasende, en el municipio de Florencia. Él fue uno de los que desde el primer momento se integraron al programa de desarrollo de esta fruta.
"Tengo cuatro hectáreas de Española roja, bien atendidas, con aguacate intercalado. El quintal me lo pagan a 110 pesos y hasta ahora me va bien. La Empresa ha sido muy respetuosa con los contratos y me pagan en tiempo, que es lo más importante, además de que puedo contar con la ayuda de sus técnicos, en caso de necesidad.
Otro de los buenos cosecheros es Roberto Rodríguez, en la zona de Gaspar. También pionero en el movimiento, conserva piñales a los cuales les ha sacado diez cosechas y mantienen buen rendimiento.
Lo cierto es que todos los que conocen las bondades productivas de la MD-2 aceptan su ley y comienzan a propagarla por la geografía avileña, en busca de un lugar que los especialistas dan por seguro, al menos, mientras la Empresa Agroindustrial de Ceballos siga siendo la emperatriz que ayude a esta reina a llegar al trono.
fuente gramma
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