El cacao es un producto autóctono de América y de uso tradicional en las culturas indígenas, incluso en Costa Rica, donde las familias de Marina López y Brenda Hernández, habitantes de Talamanca, siempre mantuvieron algunas de sus plantas de cacao a pesar de la plaga de “Monilia”, causada por un hongo que afecta al fruto y que casi arrasó con esta especie en los años 80.
Ahora, López y Hernández son parte de los 2.230 productores que existen en el país, repartidos entre 4.543 hectáreas que por año producen unas 500 toneladas de cacao en semilla. Un 30% de esa producción se queda y el resto se exporta a Estados Unidos y Suiza.
“En total el cacao aporta unos 10.000 empleos a nivel nacional, sobre todo porque se trata de una operación familiar. Las exportaciones en el 2011 fueron de 8,2 millones de dólares”, detalló Maricela Hernández, gerente de Cooperación Internacional de la Cámara de Exportadores (Cadexco).
Esa oficina junto al ministerio de Agricultura (MAG), realizará entre jueves y viernes próximos el primer Encuentro Nacional de Cacaoteros, en Bribrí, Talamanca, evento al que ya están inscritos 60 productores, sobre todo de asociaciones indígenas de los grupos Bribí y Cabécares.
“El objetivo del encuentro es brindar capacitación para que los productores conozcan las oportunidades del producto, por ejemplo cómo darle valor agregado y otras opciones de mercado, así como se hará una visita a la finca modelo que tiene la Asociación de Pequeños Productores de Talamanca (Appta), la mayor comercializadora de cacao en la zona.
Uno de los mayores atractivos del cacao costarricense está en que la mayor parte de su producción es orgánica. En el caso de la Asociación de mujeres indígenas de Talamanca (Acomuita), unas 23 de sus 75 integrantes están certificadas por la firma Eko-logica.
Oscar Brenes, del MAG, explicó que hace algunos años el Centro Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie) liberó nuevas variedades de cacao resistentes a la monilia y que además tienen un mayor rendimiento. Muchos de los productores, como López, ya tienen sembradas estas nuevas plantas y ven las diferencias.
“Que nosotros nos metiéramos a esto lo motivó el Catie con un proyecto. Ahora yo tengo tres hectáreas de cacao criollo y una con los nuevos y la diferencia que veo es que el criollo me da cosecha sobre todo entre noviembre y diciembre, pero las nuevas dan cosecha siempre”, resaltó López, una mujer indígena jefa de hogar, quien a sus 48 años se dedica al cacao junto a dos de sus cuatro hijos.
El Catie fomentó el rescate del cultivo de cacao no solo en Costa Rica, sino en el resto de Centroamérica. Aunque solo Costa Rica cuenta con el reconocimiento como productor gourmet, la funcionaria de Cadexco que Nicaragua y Honduras están agilizando pasos para entrar a competir directamente con el país.
En el mundo, los principales productores de cacao son Brasil, República Dominicana y Costa de Marfil, pero de cacao de calidad son Ecuador, Venezuela y Colombia.
En el caso de Costa Rica, su producción aún es pequeña, pero las autoridades y los productores esperan que aumente año con año, incentivados no solo por las nuevas variedades, sino por las mejores cotizaciones que logran las semillas costarricenses, pues mientras una tonelada se coloca en unos 2.200 dólares, el producto procedente de Costa Rica logra precios hasta de 3.500 dólares.
“Nuestro grano se cotiza mejor por su calidad, que deviene no solo de los suelos y el clima, sino además del proceso de fermentación y secado”, apuntó Brenes.
La mayoría de los productores locales entregan sus granos a intermediarios. En el caso de López, lo venden a la misma Acomuita o a la Appta, donde se pagan precios de 2.000 colones por kilo. También la Asociación Grupo de Mujeres “Bekuo” (estrella), a la que pertenece Brenda Hernández, vende a la Appta.
Acomuita además comercializa en la zona sus propios productos procesados de cacao, aunque López reconoció que les falta tener el código de barras para poder ofrecerlos en otras zonas y otros mercados.
El cacao es una planta que cuando está en producción debe ser podada continuamente. Su fruto se vuelve amarillo cuando está listo para ser cosechado. Se corta y se le sacan las semillas que vienen envueltas en una especie de “baba”. Esto se coloca en cajas o canastos para el llamado proceso de fermentación por seis días y luego se colocan para secar por cinco días. Las semillas secas es lo que se vende y exporta.
Maricela Hernández destacó el mundo de oportunidades que están abiertas para los cacaoteros, al relatar que apenas anunciaron el encuentro, la embajada de Dinamarca se puso en contacto con Procomer alegando que tienen compradores interesados.
Tradición indígena
El cacao tiene un valor especial para los pueblos indígenas, incluso se usó como moneda de transacción y es común que se utilice en rituales.
López explicó que en su cultura, la mujer no solo es la que hereda las tierras, sino que es la única que puede producir y preparar el cacao, que en la cocina indígena se hace con agua, nunca con leche. Como secreto para su preparación, explica que no se debe dejar hervir el agua. Solo se sirve caliente y se le agrega la pasta de cacao.
También por tradición, los indígenas por lo general no usan agroquímicos, así que producir de forma orgánica no les representa ningún cambio. Al mismo tiempo, no se dedican a un monocultivo, sino que junto al cacao tienen además plátano, yuca y otros alimentos que los hace menos dependientes.
fuente elfinancierocr
© 2024 Creado por AGRO 2.0. Tecnología de
¡Necesitas ser un miembro de AGRO 2.0 para añadir comentarios!
Participar en AGRO 2.0