Según Bauero, desde el año 2002, la situación del cultivo del ají en el país ha sido bastante irregular, “este cultivo ha tenido muchas fluctuaciones, desde el año 2002 el área de siembra ha venido disminuyendo tanto para ajíes para consumo fresco como para la agroindustria (picantes)”, aseguró el investigador.
Además de esa irregularidad en la producción, Baquero señaló que los últimos informes revelan que el cultivo de esta hortaliza para la agroindustria, ha bajado en número de hectáreas, y que en el norte del país hay apenas unas 1100 hectáreas de ají dulce, y 90 de picante, que es el que produce la agroindustria.
Adicionalmente, Baquero indicó que la mayoría de los productores de ají son minifundistas, y que como todos los pequeños empresarios del país, está teniendo graves problemas financieros con fenómenos macroeconómicos como la revaluación.
Para poder superar los problemas del sector, Baquero señaló que se debe trabajar fuertemente en “desarrollo tecnológico, materiales de siembra y mejoramiento genético, producción de productos de buena calidad y manejo agronómico del cultivo, ecofisiología del cultivo, transferencia de tecnología, manejo fitosanitario y calidad de insumos”.
En este mercado del ají, que dominan países como China y México, las variedades que se producen, tan sólo en la Costa Atlántica, son el Topito y el pimentón cubanelle o cacho de chivo (ajís dulces) y los picantes que más se cultivan son el Cayene, Tabasco, Jalapeño y Habanero.
Fuente: Portal Frutícola
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