No encajan en el modelo tradicional de viñateros, pero sus vinos se venden como “pan caliente” en el extranjero.
No venden grandes volúmenes, pero el precio promedio de cada caja de sus vinos es hasta tres veces el de la industria nacional.
No tienen recursos para hacer grandes proyectos de difusión, pero a través del “trabajo hormiga” se han hecho un espacio en el competitivo circuito internacional del vino.
Hace cuatro años, los dueños de cuatro viñas boutique nacionales decidieron unir fuerzas y crear el Movimiento de Viñateros Independientes (MOVI). Su idea inicial era trabajar en conjunto, “tener voz” en una industria de grandes compañías y darle “otra cara” al vino. “La gente afuera está sedienta de algo distinto del vino chileno”, explica el dueño de la viña Polkura, Sven Bruchfeld.
Hoy ya suman 21 viñas entre los socios y tienen proyectos claros para el 2013 en la asociación que dicen ha tomado una fuerza que los impresiona. “Ya somos una marca. MOVI es más fuerte que cualquiera de los socios por separado en el exterior”, agrega Bruchfeld.
Con esto en mente, y tomando en cuenta que los recursos que tienen para promoción son “limitados”, este añole darán un impulso al trabajo en Estados Unidos y Canadá. Allá replicarán el modelo que ya han usado con éxito en Inglaterra y en Brasil.
Y ya están organizando actividades para el segundo semestre del próximo año en San Francisco, Nueva York y Toronto con sommeliers, periodistas y líderes de opinión de cada una de las ciudades.
Además, por primera vez desde que nació el movimiento, participarán como tal en una feria internacional en marzo próximo en Dusseldorf, Alemania. El socio de Bravado Wines, Felipe García, explica que se trata de una feria comercial a la que llegarán representados por los socios de cuatro de las viñas de MOVI: Von Siebenthal, Lagar de Bezana, Polkura y Villard.
Según los viñateros, aunque sólo van cuatro representantes que son los que financian el viaje, la idea es llevar los vinos del resto. “No hay que perder la oportunidad de hablar de MOVI y de los vinos de los socios”, explica Bruchfeld quien con una polera institucional será uno de los encargados de esta actividad de promoción.
A esto se suma una serie de otros viajes que los socios realizan durante el año a distintos mercados que son aprovechados al 100%. “Con un socio se puede hacer patria. Ya con dos se puede hacer una presentación”, cuenta entre risas García.
La gran dificultad: el financiamiento
En general, entre los viñateros chilenos se habla de los últimos años como años difíciles por el bajo tipo de cambio, el encarecimiento de la mano de obra, la sequía y la crisis internacional.
Pese a esto, Bruchfeld asegura que ellos han sido capaces de “navegar a través de esas complicaciones” gracias a que ofrecen un producto distinto al que ofrece a Chile y a que “siempre hay alguien que quiere comprar un buen vino”.
Es más, asegura que para ellos, la mayor dificultad en este minuto no es el precio del dólar porque es algo que tienen margen para manejar, sino que el tener el flujo de caja para “plantar, cosechar, hacer vino y embotellarlo”. “Esa es la gran dificultad si es que se quiere crecer”, agrega.
Fuente: Agromeat
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