Las páginas de la red social Facebook son ahora un escape de la ira de los brasileños por el alza, e incluso algunos restaurantes han eliminado de sus menús los platos a base de tomate.
Algunos legisladores de oposición se han presentado en la cámara de diputados con carritos de supermercado cargados de tomate y otras hortalizas de elevado precio para quejarse de la inflación, mientras que los residentes de la zona meridional fronteriza acuden a Argentina y Paraguay para contrabandear esta verdura pese a las leyes aduaneras.
El precio de los tomates se ha más que duplicado en el último año, según la agencia brasileña de estadísticas IBGE. Un kilo (2,2 libras) llegó a cotizarse el mes pasado en 6,5 dólares en algunos supermercados de Río de Janeiro, una suma cuantiosa en un país en el que el salario mínimo es de 339 dólares al mes.
Aunque el precio de una amplia variedad de hortalizas, desde las zanahorias a la col y las papas, ha subido de forma notable el último año, solamente la harina de mandioca, que aumentó un 140% en los últimos 12 meses, se ha encarecido más que los tomates. El tomate ha llegado a tal precio en Brasil que es considerado un "alimento de cinco estrellas", según el pie de una foto en Facebook.
fuente starmedia
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