Las semilleras con operaciones en la Argentina esperan con ansias que el gran mercado del mundo, China, apruebe nuevos transgénicas. Las empresas cuentan hoy con semillas que ya tienen luz verde para su siembra en el país, pero cuya liberación comercial y su éxito depende de que el principal comprador de porotos del país acepte su ingreso.
En todos los casos, las semillas suman mejoras potenciales de rendimiento. Las que esperan el conteo final para entrar en carrera son tres variedades de soja y una de maíz de las firmas Monsanto (Intacta RR2 PRO); Bayer (LibertyLink), Basf (Cultivance) y Syngenta (Agrisure Viptera).
En un encuentro celebrado esta semana en la Capital Federal, los dirigentes de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) se mostraron optimistas sobre la aprobación de los productos, aunque los apremia el tiempo para que las semillas puedan ser vendidas para la campaña 2013/14. Para lograr esta meta, el permiso de China debería llegar en septiembre, como muy tarde.
Según dijo a El Cronista el presidente de ASA, Alfredo Paseyro, hay altas probabilidades de que la aprobación no se demore, pese a que depende de los tiempos políticos.
Una buena señal es que en medio de los cambios del gabinete chino, el ministro de Agricultura mantuvo su cargo. Se trata de Han Changfu, un funcionario que vino en repetidas oportunidades al país y tiene relación con sus pares locales, con quienes firmó importantes acuerdos comerciales.
Según Paseyro, desde lo técnico no habrá mayores problemas. China ya consume transgénicos y si bien el comité evaluador chino hizo consultas, todas fueron contestadas, dijo.
Sobre el mercado potencial de las semilleras, el vicepresidente de Monsanto para Latinoamérica Sur, Pablo Vaquero, expresó que, en el caso de Intacta RR2 PRO será el que el productor elija y eso está dado por el valor de la tecnología, que va a estar en las variedades de las principales empresas.
Respecto de un problema clave para la soja, el pago de las regalías, Vaquero indicó que la nueva tecnología estará protegida por la ley de patentes. Esto marca una diferencia con la soja RR, que le valió a Monsanto más de un dolor de cabeza.
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