Con escasa humedad y viento Zonda afectando el inicio de la cosecha de miel en la provincia; y el decaimiento de la actividad en zonas fuertes del país que compran aquí material vivo, los apicultores mendocinos ven frustradas las expectativas que tenían al inicio de la primavera, cuando esperaban un muy buen año.
En aquel momento había optimismo. El inicio de la temporada era auspicioso en el Norte, el Este y el Valle de Uco y, aunque algo demorado en el Sur de la provincia, los apicultores mendocinos confiaban en tener un mejor año, al menos en lo productivo.
Casi sin problemas sanitarios y con niveles normales de mortandad, buena existencia de crías y colmenas, en general, bien pobladas, el arranque del ciclo -a la salida del invierno- dejaba entrever un año prometedor.
La realidad se encargó de apagar la esperanza, a poco que llegó el momento de la zafra y (en el caso de los productores de material vivo) el de formalizar las entregas de abejas reinas, núcleos, etc, según los pedidos formalizados por sus clientes.
Juan Carlos Lisboa, presidente del Consejo Asesor Apícola de Mendoza (CAAM), señala que el inicio de la cosecha vino con rendimientos de miel muy disímiles, según la zona, aunque detalla que “ha estado más o menos normal en el Sur y el Valle de Uco, y con escasos rendimientos en algunos lugares del Este y en el desierto de Lavalle”. El dirigente señala que “la campaña había arrancado como para estar un poco mejor pero va a llegar ahí nomás”.
Revela por otra parte que “tenemos deprimido el sector de material vivo (los productores de reinas, núcleos, celdas, etc); las ventas han estado bajas y eso es un termómetro de la actividad, que ha estado alicaída por los bajos precios y, en el caso de la Pampa Húmeda, por las inundaciones”.
Un año complicado
Luis Gómez, criador de abejas reina con base de operaciones en el Gran Mendoza, ratifica que “las ventas de material vivo están un poco deprimidas”. Precisa que los apicultores de otras provincias (donde están los más fuertes clientes de los productores mendocinos de esos materiales), se han visto desalentados por las inundaciones que cubrieron millones de hectáreas en la región pampeana, Córdoba o San Luis. “Eso hizo que en muchos lugares, al menos hasta fines de diciembre, la entrada de néctar no había empezado. El año viene complicado”, dice Gómez.
Aclara que “no ha sido catastrófico, pero se nota que la actividad está deprimida. En la primavera, independiente de cómo pueda venir el año, siempre se vende igual; pero como el nivel de consultas ha sido mucho menor, ya veíamos que íbamos a tener problemas para ubicar las reinas que tendrían que haber salido en diciembre-enero”
El criador de abejas sostiene que para que la producción de material vivo sea rentable, hay que vender toda la temporada. “Va a caer mucho la venta de la mitad de la producción que normalmente se vende a partir de fines de noviembre-diciembre, hasta el fin de la temporada”.
Gómez, que tiene apiarios en Guaymallén, el Sur de Lavalle y el Este mendocino (en Rivadavia, Santa Rosa y La Paz), apunta que el problema se agrava porque hay gente que está dejando a la actividad, y sale a vender colmenas muy baratas. Explica que “un núcleo (que tiene 4 marcos cubiertos con abejas, 3 de cría y 1 de miel y una abeja fecundada) está en alrededor de $230. Hubo apicultores que compraron de oportunidad colmenas completas (con hasta 10 marcos de cría, con reina, abejas, más las alzas melarias arriba por $ 250″.
“Lo que sí hemos vendido relativamente bien este año -continúa- son celdas reales (el capullo del que va a nacer una reina virgen); que son mucho más baratas”.
Por otra parte, señala que “en Mendoza esperábamos una cosecha de miel relativamente buena, pero el viento Zonda voló las flores del campo, lo que hizo perder la cosecha a los productores que llevan sus colmenas al desierto”.
Este problema se dio particularmente en Lavalle (que junto con San Rafael y General Alvear son los mayores polos productivos de la provincia) donde muchos apicultores instalan sus apiarios en el secano. Dice Gómez que “fueron floreciendo algunas especies que vienen detrás del algarrobo, pero la cosecha y no es lo que se esperaba, y podría ubicarse alrededor de los 18 kilos (por colmena) en promedio”.
Arranque muy lento
Mario Vicente, apicultor de Tunuyán, dice que en el Valle de Uco “la cosecha de miel fue arrancando de a poco”. Atribuye la demora al daño provocado por el viento Zonda y la falta de lluvias y de humedad en el ambiente y en el suelo.
Eso ha hecho que, hacia fines de diciembre, recién estuviéramos con el 30% o el 40% del avance de cosecha que teníamos a la misma altura del año pasado, cuando los índices de humedad fueron más altos.
Los apicultores valletanos se esperanzan con la posibilidad de algunas lluvias durante el verano, y aguardan con expectativa el momento de la floración del orégano, en la zona de Pareditas, Chilecito, parte de Tres Esquinas (en el departamento San Carlos) y del melilotus, trébol, hinojo, etc, que crecen en los bajos.
En cuanto a la venta de material vivo, Vicente, que es productor de reinas, núcleos, dice (en coincidencia con lo que comenta Gómez) que se ha vendido un 50% o un 60% menos que el año pasado, aunque señala que “era de esperar, por los bajos precios que tuvo la miel el año pasado por lo cual la gente no ha tenido dinero para la compra de material vivo”. Revela que “clientes míos, que habían pedido 100 reinas, terminaron llevando 30 o 40 reinas. En cuanto a núcleos y paquetes, se ha movido muy poco”.
También está de acuerdo con su colega de Guaymallén, en que las inundaciones que afectaron a la región pampeana constituyeron otro factor que impactó en la actividad, y en que (por todo ello) “muchos apicultores no profesionales, gente de afuera del sector que en su momento decidió invertir en la actividad, hoy está saliendo, y está vendiendo colmenas, con el material, a muy bajo precio”.
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