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AGRO20 ARGENTINA En la nutrición fosforada, la soja tiene una aliada

a soja es el más importante de los cultivos extensivos del país, con una superficie sembrada de 18,6 millones de hectáreas, según el promedio de las últimas tres campañas, y una producción de más de 48 millones de toneladas.

Para la nutrición de la soja normalmente se utilizan diferentes mezclas físicas con fósforo, azufre, calcio y nitrógeno variable y, en menor medida, mezclas químicas, También se usan otros fertilizantes como superfosfato triple de calcio, fosfato monoamónico y diamónico. Si bien la fertilización de la soja es una práctica difundida, no todos los lotes son fertilizados.

Habitualmente, la fertilización se realiza a la siembra, en la línea o al costado y debajo de la semilla. En muchas oportunidades se la utiliza como arrancadora, con pequeñas cantidades de fertilizante, las cuales, en el caso del fósforo, no llegan a cubrir la tasa de exportación que realiza anualmente el cultivo. Con la consolidación de la siembra directa, en la actualidad, la fertilización se ha realizado también en cobertura total sin incorporación, tratando de sumar el fertilizante unos meses antes de la siembra.

En las últimas campañas, el INTA 9 de Julio realizó diferentes trabajos de investigación en los que se pretende verificar el comportamiento de la fertilización fosforada en la monocultura sojera. El ensayo, según explicó Luis Ventimiglia, comenzó en la campaña 2010

11 sobre un suelo de textura arenosa que pertenece a la serie Norumbega. El diseño establecido fue el de bloques al azar con 4 repeticiones, en unidades experimentales con una superficie de 14 m2.


Los tratamientos que se llevaron a cabo son: T1) Testigo de fósforo. T2) Reposición de fósforo anticipada, aplicado anualmente en junio - julio. T3) Arrancador, aplicado en la línea de siembra. T4) Dosis de reposición menos la dosis del arrancador aplicados en junio - julio, más la dosis del arrancador aplicada en la línea de siembra. T5) Reposición aplicada en el momento de sembrar.

En los tratamientos que llevan reposición de fósforo, el fertilizante se aplica en cobertura total, al voleo sin incorporar. En tanto que, en los tratamientos que llevan arrancador, éste se aplica en la misma línea de siembra, al momento de sembrar. Aquí la dosis de reposición fue establecida en 140 kg

ha de superfosfato triple de calcio (0 - 46 - 0), (equivalente a 28 kg/ha de fósforo) y la dosis del arrancador en 40 kg/ha del mismo fertilizante (8 kg/ha de fósforo).

Anualmente el rendimiento se determina por cosecha manual (un metro cuadrado) y trillando el material recolectado, expresando los resultados con 13,5% de humedad de granos. Se cuantifica en grano la cantidad de fósforo capturado, así de esta manera se puede ir construyendo un balance de fósforo para cada uno de los tratamientos ensayados.

Al inicio de la experiencia, se realizó un análisis de pH, fósforo extractable y conductividad eléctrica en capas de 20 cm y hasta los 100 cm de profundidad.

Anualmente y después de cosechada la soja, se realiza en cada uno de los tratamientos un análisis de fósforo hasta 100 cm, tomando muestras cada 20 centímetros, siempre del entre surco.


Luego de dos años, los resultados promedio que se obtuvieron para cada tratamiento indican la gran importancia de la fertilización fosforada en el cultivo de soja.

Todos los tratamientos rindieron más que el testigo, mientras la aplicación clásica que realiza el productor permitió incrementar el rendimiento en algo más de 600 kg

ha/año. Las demás aplicaciones, independientemente de la forma en la cual se realizaron, lograron duplicar ese incremento de rendimiento y en promedio alcanzaron 1250 kg/ha/año más de soja. Estos datos demuestran la importancia que tiene la fertilización fosforada en el cultivo de soja.

Contenido de fósforo

Por otra parte, cuando se analiza qué pasó con el contenido de fósforo en el suelo, se puede verificar que mientras el testigo permanece estable en su valor, los tratamientos (a excepción del T3 - Arrancador) logran incrementar el fósforo disponible en el suelo en los primeros 20 cm, a razón de 2,3 ppm

ha/año. En tanto, el tratamiento que aportó solamente fósforo como arrancador, su balance es negativo.

Si bien la monocultura sojera es una práctica no recomendable por el pobre aporte de carbono que hace al suelo, desde el punto de vista del fósforo, menos lo es aún cuando se fertiliza el cultivo con dosis "homeopáticas". En estos casos, no sólo se deja en el camino una parte importante de la producción, sino que además se agudiza la disminución de este importante nutriente en el suelo.

fuente lanacion

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