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AGRO20 ARGENTINA El agua, un motivo de discordia

El auge de la soja, y en general de la agricultura, genera ganancias al país por los precios favorables del mercado mundial. Sin embargo, a la par de esta realidad, se pueden establecer problemas como los que está sufriendo actualmente la ubérrima tierra de Bañado de Ovanta (Santa Rosa). Empresas como Agrocar Norte SA, Dunca SA o la multinacional Monsanto (las dos primeras pertenecen al grupo Industrias Alladio SA, con sede en Luque, provincia de Córdoba), entre otras, han trabajado la tierra y conseguido extraordinarios réditos a un costo que desconocemos si se corresponde con lo que debería percibir la provincia o con el equilibrio ambiental de la zona.
Es que las plantaciones de soja, maíz o tabaco utilizan grandes cantidades de agua y, producto de más de una decena de perforaciones, la falta del líquido elemento se hace sentir de forma tal que han cambiado las condiciones de vida de los animales y de los propios pobladores.
Por el daño que se ha provocado a las napas superiores, varios arroyos, vertientes y ojos de agua están totalmente secos, como lo pudieron apreciar los cronistas de El Esquiú.com durante una visita realizada en la jurisdicción esteña.

Necesidades elementales

La gran cantidad de perforaciones que se han realizado en el último lustro, la mayoría de las cuales no tendría la autorización oficial de organismos del Estado, habría sido la causante de que falte el agua hasta para el uso doméstico.
Los vecinos consultados por El Esquiú.com apuntan su mirada a las empresas y, en forma especial, a Agrocar Norte SA, que se radicó en Bañado de Ovanta hace unos años. No quieren que continúen extrayendo el agua para riego sin control alguno.
Guillermo Leguizamón, concejal del Frente Cívico, confió a este diario que hay que llegar a un punto de razonabilidad, que lo ubica entre la necesidad de desarrollar la agricultura y cuidar las formas, al tiempo que destaca que, además de Bañado de Ovanta, en pueblos como Ampolla y Las Tunas la situación es desesperante.
Frente a la realidad que describimos y las protestas vecinales que, en algún momento, amenazaron con llegar a convertirse en cortes de ruta, se impone que los funcionarios releven la cantidad de perforaciones que se realizaron y las que podrían estar en marcha, en orden a que cada vez se necesita llegar a mayores profundidades para conseguir el agua.
También podría haber irregularidades en las tareas de desmonte (la zona de cultivo hacia finales de 2012 era de 2.000 hectáreas) y en la eventual contaminación por el uso de agroquímicos, algunos de los cuales son considerados cancerígenos, situación irregular que se prolonga en una antigua denuncia ante la AFIP por trabajo en condiciones insalubres.
Volviendo a Agrocar SA, digamos que su administrador es Emilse José Alesso, quien está casado con María Victoria Alladio, la hija del fundador de Alladio, un gigante industrial (ver aparte) que tiene sede en la ciudad cordobesa de Luque.
En síntesis, es una empresa de probada solvencia y que, entre sus clientes, cuenta nada menos que a Monsanto Argentina, la acopiadora de granos con liderazgo mundial. Parte de esos granos se extraen del territorio catamarqueño y por lo tanto se supone que deberían existir reglas de juego claras en la contraprestación, sin llegar a un problema como este que comentamos y que tiene relación con el agua que sustenta la salud y la vida de personas y animales.
Tiempo atrás, durante una reunión entre funcionarios provinciales (Héctor Miguel Bertolone, Juan Félix Negui y Eduardo Álvarez) y el intendente de Santa Rosa, Elpidio Guaraz, se dejó establecida la prohibición de hacer perforaciones de pozos que no sean para uso estrictamente humano y, paralelamente, anunciaron que no se van a otorgar permisos para las perforaciones orientadas a la agricultura.
Además, para disponer legalmente de un pozo, antes que nada hay que solicitar un permiso en el que se especifica la cantidad y calidad del agua que se va a extraer.
Esto último, cabe destacarlo, pone en riesgo la legalidad con la que estarían actuando algunas empresas que explotan la agricultura en el departamento lindante con las provincias de Tucumán y Santiago del Estero.

El Esquiú.com


Una empresa muy particular

Agrocar Norte SA es, por varios motivos, una empresa con marcada incidencia en el departamento Santa Rosa. Aparte de utilizar casi una docena de perforaciones para extraer el agua y realizar riego con pivotes, cultiva miles de hectáreas, algunas de las cuales producen semilla para la poderosa multinacional Monsanto, la número uno del mundo en materia de granos y con sucursales en distintos puntos del orbe.
Pero volvamos a Agrocar, que es una rama de Industrias Alladio SA que tiene su sede en Luque, a 100 kilómetros de la capital cordobesa, donde fabrica y vende más de un millón y medio de máquinas entre lavarropas, cocinas y secarropas con las marcas Drean, Aurora y Patriot, con una facturación de 1.500 millones de pesos anuales.
Para dar una idea de lo que representa esta empresa que trabaja la soja en Bañado de Ovanta, digamos que en la ciudad de Luque cuenta con 1.700 empleados sobre una población de 7.000 personas. Si consideramos que cada empleado pertenece a una familia de 3 ó 4 personas, estamos diciendo que Alladio es el dueño de la ciudad. Ni más ni menos.

Soja y contaminación

El uso irracional de agroquímicos, que es realidad palpable en las zonas sojeras de la Argentina, determina que los casos de cáncer se hayan multiplicado un 30% más que en zonas no sojeras. Esto se desprende de un informe oficial del Ministerio de Salud de la Nación, que añade que las malformaciones humanas en provincias como La Pampa, San Luis, Salta, Jujuy, Catamarca, Chaco, Santiago del Estero, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Corrientes y Entre Ríos se cuadriplicaron en los últimos 10 años, el período de tiempo de mayor incentivo del cultivo de soja.
Después de Estados Unidos y Brasil, cabe destacarlo, Argentina es la tercera productora mundial de soja y cada vez extiende más su frontera agrícola, algo que estaría ocurriendo sin control en el Este de Catamarca, donde Los Altos y Bañado de Ovanta son puntales de la actividad.
Por cada hectárea se estarían usando diez litros de glifosato, el herbicida que según las organizaciones ambientalistas afecta, al caer sobre casas, edificios en general y sobre el agua, a más de 11 millones de personas en todo el país. Estos temas, cabe destacarlo, ya están llegando a la Justicia y han merecido la actuación de algunos jueces, aunque en verdad no existe una legislación sobre el uso de los agroquímicos, lo cual no habilita a que los productores hagan lo que quieran.
Lo que se sabe es que la aplicación de sustancias tóxicas sobre los cultivos provoca en las personas problemas respiratorios, trastornos tiroideos y de diabetes, igual que dermatitis crónica, dolores de cabeza, tos, cuadros alérgicos, etc. También los animales sufren consecuencias muy graves como los abortos compulsivos y también el transporte de los agroquímicos dejaría consecuencias funestas para la salud humana.
Si a la situación de preocupación que existe en el país, le sumamos la falta de agua por perforaciones y otras medidas inconsultas que estarían ocurriendo en Bañado de Ovanta, llegamos a la conclusión que estos temas merecen ser atendidos con extrema rigurosidad.

fuente elesquiu

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