Casi 11,5 millones de toneladas de granos más podrían haber sido cargadas entre octubre y la primera quincena de enero de este año en los puertos argentinos de no haber mediado una demora acumulada de más de 7.600 horas en la actividad, según datos del sector.
Entre el 12 de octubre del 2012 y el 15 de enero pasado, el 62% de los buques de la agroindustria sufrieron diversos retrasos.
De los 654 buques que recalaron para embarcar granos y productos agroindustriales, 407 navíos (62,2%) sufrieron demoras de entre 18 horas y 45 minutos en promedio, lo que produjo una acumulación total de 7.635 horas de atrasos, con la pérdida consecuente por mayores costos. El atraso afectó a 11.452.500 toneladas de productos que se podrían haber embarcado.
Así, la logística portuaria incrementa sus costos y podría perjudicar la exportación del complejo sojero, cuando ingrese la nueva cosecha en el período entre marzo y abril, indicaron fuentes del sector agroexportador a la agencia Noticias Argentinas (NA).
De persistir el atraso en embarques, también podría provocar incertidumbre en los bancos del exterior que prefinancian a los exportadores argentinos por un monto que se calcula en u$s7.000 millones, ya que la demora se traduce en retraso en las devoluciones de los créditos.
Los problemas en la actividad se deben, por un lado, a la ampliación de contra verificaciones de las cargasrealizadas en los buques para cada permiso de embarque -por calado o “draft survey”, un sistema que sólo se emplea en puertos donde no hay balanzas electrónicas o para minerales- y por otra, a la aplicación de controles de estupefacientes sin plazo.
Esa situación motivó al comienzo que las empresas debieran reducir el recibo de granos en sus instalaciones, ya que sus depósitos se encontraban ocupados con mercadería que no se podía cargar.
Así, las demoras en la carga y zarpada de los buques puede aumentar la cantidad de buques en espera y genera gravosos costos a las empresas, lo que se traducir en un aumento de los valores de fletes hacia puertos argentinos, en especial durante la cosecha de soja.
Las fuentes agroexportadoras aseguraron que estas demoras provocan incertidumbre sobre los horarios operativos e impactan directamente sobre toda la cadena logística, al impedir coordinar los pedidos del personal de SENASA, estibadores e inspectores privados, incrementando el costo general.
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