Aesar de que el 70% del agua dulce que se extrae en todo el mundo se utiliza para la agricultura su distribución por el medio rural no es uniforme, por lo que el acceso que se tiene al agua es desigual.
El 22 de Marzo se hará una llamada de atención aprovechando que este día fue declarada por la ONU como Día Mundial del Agua. Esto obligará a todas las personas a reflexionar sobre la disponibilidad de este bien tan preciado, de su uso y de la gestión sostenible sobre el recurso.
Siguiendo esta línea de reflexión INTA desarrolla las tecnologías para acceder a fuentes seguras y tratamientos de potabilización que permiten el uso para que se pueda usar en el consumo humano y otorgarle cierta importancia a su uso productivo. Todas estas estrategias serán presentadas en el número de abril de la prestigiosa revista RIA.
Para la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO) más de un tercio del total del agua dulce de todo el mundo se encuentra en Latinamérica, sin embargo, su disponibilidad no es universal puesto que existen graves problemas para su acceso en el medio rural, por lo que resulta de vital importancia el acceso a ciertas tecnologías que mejoren la calidad de vida de estas áreas, dando acceso al agua de manera más equitativa e igualitaria.
En la Argentina, el 75 por ciento del territorio es semiárido o árido y el agua es un recurso indispensable tanto para consumo humano y abrevado de animales, como para riego de los cultivos o huertas para la producción. En esa línea, Basán Nickisch señaló que el acceso al agua “puede ser un condicionante en todo el país ya que muchas veces determina si la gente permanece o no en el territorio. Por eso, es importante que desde la institución trabajemos para proveer de herramientas y tecnologías diseñadas y ajustadas para los diferentes ambientes”.
El INTA y la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación junto con otros organismos trabajan sobre la problemática mediante obras e inversiones destinadas a la captación, a la conducción, al almacenamiento, a la mejora en la calidad y a la distribución del agua, sumado a capacitaciones, seminarios y talleres para instalar capacidades en la población en la administración y gestión del recurso.
Según la FAO, la agricultura es una de las actividades que mayor cantidad de agua demanda, ya que el riego representa el 70 por ciento del total de agua dulce extraída en el mundo. Por esa razón, además de la necesidad de acceder al agua para una vida más saludable y para las actividades productivas, el sector agrícola se enfrenta al reto de producir más alimentos de mejor calidad con cantidades razonables de agua y mediante mecanismos que aseguren su sostenibilidad ambiental.
En este sentido, existen estrategias que de manera incipiente se desarrollan en el trabajo territorial del INTA como es la gestión de usos múltiples del agua en Seclantás, provincia de Salta, donde las familias tratan las aguas grises –aguas con jabón– como una forma de reutilizar el insumo para el riego de pequeñas huertas. De la misma forma, en otros casos se aplican tecnologías y tratamientos de desalinización para reutilizar el agua y que sirva para consumo.
A su vez, existen nuevas tecnologías que permiten la captación de agua de lluvia para aumentar la disponibilidad de agua y aquellas que son de precisión permiten incrementar la productividad, perfeccionar y mejorar los sistemas de riego, reducir las pérdidas por escape y asegurar una mayor disponibilidad de agua para consumo y en la naturaleza.
De acuerdo con Basán Nickisch, la respuesta a la problemática del agua tiene que ser integral “no se puede trabajar sólo en el consumo humano y en lo productivo, ya que si no se cuenta con agua de calidad y suministros seguros difícilmente pueda elevarse la calidad de vida de las comunidades”, concluyó.
Fuente: Prensa INTA
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